Los fundadores de Ryanair (su hijo, Tony Ryan), con su sociedad, Irelandia Aviation, han hecho una nueva irrupción en el mercado latinoamericano de la aviación, al crear Air Viva Perú. El martes 8 de mayo, por primera vez, un avión de esta compañía despegó del aeropuerto de Lima, en dirección a Iquitos (la célebre ciudad en la que Vargas Llosa ambientó varias de sus novelas) en lo que se pretende que sea el abordaje de un nuevo mercado. Los precios, como es tradicional en este tipo de compañía y en el periodo de introducción, son bajísimos: 18 dólares por trayecto, cuando la competencia pide por el mismo vuelo hasta los 60 dólares. Sin embargo, ya la competencia ha bajado los precios, temblando ante lo que se avecina. En Perú, la compañía aérea dominante es la filial local de Latam (antes Lan) y Peruvian, una modesta compañía que opera una flota de aviones no demasiado modernos.
Viva ya se instaló en Colombia, desafiando el control de mercado que en este país tiene Avianca. Perú lleva ya varios años liberalizando los mercados, pero aún no le había llegado el turno a la aviación. El nuevo presidente, Pedro Pablo Kuczynski, un liberal convencido, acudió al aeropuerto al vuelo inaugural de Viva, en un gesto sin precedentes.
Hasta hace relativamente muy poco tiempo, en Latinoamérica no había compañías low cost y los precios eran sensiblemente superiores a los que se cobran en otros mercados. Como indicador, aunque este afecta al mercado internacional, mientras un vuelo de unas 12 horas a Extremo Oriente cuesta desde Europa en el entorno de los 600 euros, ida y vuelta, el mismo vuelo a Latinoamérica no baja de los 1.200, y casi es un precio oferta.
Además de Air Viva, hay otras compañías low cost en el mercado: en México está VivaAerbus, del mismo grupo; la americana JetBlue está vinculada a Azul, en Brasil; en Argentina, Flybondi amenaza con cambiar el mercado mientras que en México Volaris está alterando el modelo existente.
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