Los líos laborales ponen al presidente de Ryanair al borde de la destitución

La profunda crisis desatada en Ryanair por su extemporánea política laboral puede tener como víctima al presidente, un multimillonario americano que lleva 20 años al frente del Consejo y que es un estrecho colega de Michael O'Leary. David Bonderman puede encontrarse con problemas para seguir en su cargo en la asamblea de accionistas que tendrá lugar el próximo día 20 de este mes.

Varias organizaciones sindicales y Glass Lewis, una empresa que asesora inversores, están pidiendo el cese de Bonderman, que lleva desde los inicios de la compañía al frente del Consejo. Ryanair, en cambio, dijo este miércoles que sus accionistas están contentos con a gestión de Bonderman y que lo mantendrán en el cargo.

Los grupos que están luchando para echar al presidente aducen que la crisis que lleva ya un año en la compañía, que ha conducido a enfrentamientos intensos, se debe a la falta de diálogo de la direccion y al concepto contrario a la presencia sindical, inusual hoy en cualquier empresa. Esto está conduciendo a la compañía a acumular conflictos y pérdidas que están provocando malestar en los inversores (Ryanair reconoce el sindicato de TCP de Irlanda que representa a los contratados directos).

Dos grupos citados por la prensa irlandesa indican que Bonderman ha presidido una empresa con una cultura “virulentamente anti sindical” y que por eso ha llegado el momento de tener un nuevo liderazgo (Ryanair cede también en España y ofrece al Sepla negociar un convenio colectivo). La empresa especializada Glass Lewis ha recomendado a los inversores que cambien a la dirección aduciendo que el nombramiento de Kyran McLaughlin no es independiente y también cuestiona a Howard Millar como miembro del comité de remuneraciones, cuando había sido director financiero.

La aerolínea, en cambio, dijo que es una suerte contar con Bonderman al frente de la compañía.

Este miércoles, precisamente, los sindicatos de pilotos irlandeses ratificaron el acuerdo con la aerolínea que, en definitiva, supondrá un encarecimiento de los costes de la compañía.