Ustedes no saben bien lo que es ser críticos con el mal servicio hasta que vea el enfado de los consumidores alemanes. Son perfeccionistas, también con sus proveedores. Por eso a Eurowings no le queda más remedio que admitir que ha tenido un verano infame. Todos los periódicos lo han venido publicando casi a diario por cada uno de sus retrasos y cancelaciones. La filial de Lufthansa ha hecho recordar a Air Berlín, para bien. La puntualidad de Eurowings apenas llegó al 60 por ciento entre mayo y agosto, con un coste de 90 millones de euros.
No era para menos, pues, que Oliver Wagner, su director de ventas, dijera en el congreso de FVW en Colonia que el año que viene sería mejor y que pide disculpas por el desastre. La culpa, repartida.
Según el representante de la compañía, la cuestión fue simple: los aviones de Air Berlín no se pudieron integrar en la flota a la velocidad prevista y, aunque hasta abril la compañía mantuvo los servicios con normalidad, desde mayo y durante el verano la agenda de vuelos desbordó las disponibilidades de aviones (Eurowings ya cuenta con los 77 aviones que eran de Air Berlin). Como ven, no sólo a Vueling se le cae el plan de trabajo de un verano, sino que en Alemania también saben de esto.
La acumulación de problemas propios se agravó con algunas protestas de los controladores aéreos.
La crisis de Eurowings se debe de haber resuelto al final de agosto cuando recibió el avión número 77 de los que tenían que llegar de Air Berlín y, con ello, la flota total de 185 aparatos repartidos en 13 bases quedó completa. El directivo de la compañía, a la vez que pedía disculpas, anunciaba que la compañía está en condiciones de atender su plan de vuelos del verano que viene con solvencia, aduciendo que incluso se había hecho una programación conservadora. Es difícil que la marca pueda soportar dos veranos acumulando protestas como este año (Eurowings crea el caos al no cumplir su planes en Alemania).
Toda esta acumulación de problemas supusieron que la compañía perdiera 90 millones de euros en atender las compensaciones y los alojamientos derivados del caos generado, además de perder muchos clientes.
¿Aún os creéis que los alemanes son perfeccionistas?
Iros a vivir allí una temporadita.