A pesar de tener a la gran mayoría de su plantilla a cuenta del estado alemán, a pesar de haber obtenido nueve mil millones de euros en ayudas públicas sólo en Alemania (a lo que hay que sumar el dinero obtenido en Austria, Suiza y Bélgica), a pesar de haber aplicado ya planes de reducción de costes, la crisis del coronavirus sigue obligando a Lufthansa a tomar medidas cada día más duras: este lunes anunció que, en contra de lo que se había dicho previamente, va a reducir su flota de aviones en 150 unidades, el cincuenta por ciento más de lo que se había considerado inicialmente.
La compañía alemana indicó que de forma inmediata paralizará todos los Airbus 380. Hasta ahora había paralizado seis de esos aviones, pero ahora ha añadido los ocho restantes, de manera que se desprende totalmente de ellos. Por su parte, también entregará a un almacenamiento de largo tiempo sus otros diez Airbus 340-600.
La crisis de la alemana es tan profunda que ya ha decidido cerrar su filial Germanwings y ha reordenado parte de su negocio. Sin embargo, en una maniobra incoherente con su retroceso en operaciones, también se supo que crea una nueva compañía aérea que provisionalmente se llamará Ocean, y que reemplazará a la habitualmente deficitaria Eurowings en los vuelos intercontinentales.
Eurowings, la filial low-cost de Lufthansa, que pierde dinero desde su nacimiento, mucho antes del Covid, dispone de una rama europea, operada con una marca pero varias sociedades, y una rama internacional, heredera de las rutas de largo radio de Air Berlín, a su vez heredera de las rutas de LTU a América y el Caribe.
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