Rueda de prensa de Carsten Spohr, el director general de Lufthansa en Frankfurt. El motivo, presentar los resultados económicos de la compañía en los nueve primeros meses de este año. De paso, cuando nadie se lo esperaba, explica que están dispuestos a comprar Alitalia, pero una Alitalia ya reestructurada, o sea que alguien haga los despidos antes. Como se imaginan, una Alitalia con tres mil empleados menos le interesa a todo el mundo (Octavo aplazamiento a la solución para Alitalia, 30 meses después).
En Alemania, las palabras de Spohr se interpretaron como que está dispuesto a seguir con Alitalia, pero en Italia, se ven como lo que son, un paso atrás. Que Lufthansa se larga de Alitalia porque, claro, la condición que pone es incumplible.
Veamos: Alitalia hoy está en manos de un interventor judicial y en quiebra. Italia busca un inversor que se la quede y listo. Y después, que haga lo que quiera. Pero Lufthansa no está por esa labor. Ni nadie, a decir verdad. “A nosotros puede interesarnos una compañía ya reestructurada, con la actual. Por lo tanto, el 21 de noviembre [el siguiente plazo para que se presente un plan de salvación de la aerolínea] no habrá ninguna propuesta, aunque mantenemos la idea de una asociación comercial”.
Para los que no tengan presente cómo están las cosas tras dos años y medio largos con Alitalia en quiebra: actualmente hay unos hipotéticos accionistas, liderados por Ferrovie dello Stato, la empresa pública de trenes italiana, más la americana Delta (que dice que sólo pondrá el diez por ciento del capital), más Atlantia, de la familia Benetton, más el ministerio de Economía, que estarían dispuestos a participar en una sociedad, pero nadie lo ve claro, las contradicciones internas son interminables y, mientras, el impasse continua con ocho prórrogas al plazo final para la solución.
El problema de las máquinas de perder dinero es que ... pierden dinero. O sea, entrar para seguir igual no tiene sentido, es quemar los billetes. La única solución de Alitalia es arreglarla (hacer esos despidos) y sacarla a un comprador o al mercado. Esto es un claro ejemplo de que las empresas gestionadas con criterios públicos no pueden competir. Encima lo han hecho en un segmento global e hipercompetitivo.
No siempre ocurre eso con las empresas públicas. BAA era pública, iba bien y se privatizó. La FAC aeropuertos de Australia era también pública. Ganaba dinero y se vendió. Lis aeropuertos USA son públicos y veo pocos fracasos.
Claro que eran monopolios (lo que es técnicamente discutible). El mundo de las aerolíneas arrastra muchos pecados originales (Alitalia) o se lanzan a aventuras insuperables.
Alitalia solo tiene una solución,su cierre,ya está bien de esta farsa,es una compañía compitiendo en un mercado con dinero público.Es una tomadura las continuas extensiones.