Alrededor de las dos y media de la tarde de este martes 10 de enero, la FAA, Administración Federal de la Aviación de Estados Unidos, emitió una orden de paralización de todos los aviones que volaban en la Costa Oeste del país. Se ordenó que no despegara nadie y que aterrizaran inmediatamente los aviones que estaban en el aire.
La orden duró entre siete y veinte minutos, cuando se normalizó todo. No ha habido explicaciones oficiales a esta insólita medida.
Sin embargo, en medios aeronáuticos se vincula esta decisión con otro lanzamiento de un misil por Corea del Norte, que recorrió unos 700 kilómetros.
Un piloto dijo que recibió un aviso de los controladores indicándole que se trataba de una “parada terrestre nacional”. Es la primera vez que ocurre algo similar desde el famoso y desgraciado 11 de septiembre, cuando se derribaron las Torres Gemelas.
La ausencia de una versión oficial y la abundancia de herramientas de comunicación ha generado en Estados Unidos una oleada de comentarios de dudoso fundamento. Muchos han difundido las órdenes recibidas por los pilotos para que aterricen.
Los especialistas consideran que es posible que se hubiera cometido un error magnificando la prueba balística coreana. Aunque también hay especulaciones sobre un fallo en los procesos de automatización de las respuestas a estas emergencias. Otros elucubran sobre un pura coincidencia entre estos dos hechos.
En muy poco tiempo los aviones volvieron a ser autorizados a volar y sobre las tres y media de la tarde ya no había restricciones.
Un meteorito que al final pudo ser desviado con un misil con tropecientas cabezas nucleares.