Norwegian gana tiempo para afrontar su última oportunidad

Ni en Irlanda ni en Noruega los incontables acreedores de los seis mil millones de dólares que debe la aerolínea Norwegian podrán exigir la ejecución de sus deudas. Tampoco se crean que estaban por la labor, porque pedir ese dinero era perder el tiempo dado que todo el mundo sabía que la compañía no tiene caja ni reservas ni activos para pagar. 

Sin embargo, la iniciativa del director general, Jacob Schram era necesaria porque si en cualquier momento en el futuro llegara a hacerse con alguna liquidez, siempre corría el riesgo de que algún acreedor harto de esperar acudiera a los juzgados e instara la quiebra. Ya no. 

Esto significa que Schram tiene ahora una nueva oportunidad. Sin embargo, la deuda no ha muerto. Si un día llegara a tener ingresos y beneficios, los acreedores podrían volver a pedir lo suyo. Sin embargo, Schram ahora tiene tiempo entre otras cosas para renegociar las deudas y convertirlas en algo viable.

Hoy Norwegian apenas vuela con seis de los 140 aviones que tenía y ha cancelado todas las órdenes de compra que había en los libros de los dos grandes fabricantes. Se trata de volver a empezar.

Sin embargo, salvo por el valor de la marca, algo relativamente menor en el mundo de la aviación, es dudoso que valga la pena el gran trabajo de reestructuración de la deuda y no empezar desde cero, con un proyecto nuevo.

Porque es verdad que la marca Norwegian tiene algún valor en algunos nichos de mercado, pero también es cierto que en otros está dañada y costará ingresar dinero de los viajeros cuando se está a un paso de la quiebra.

El paso más urgente que tiene que dar Schram –y que ya está en manos de los jueces irlandeses—es tomar una decisión en el asunto Boeing. El fabricante americano ha causado muchos daños a Norwegian por dos motivos: los fallos en los motores del avión 787, que obligaron a la noruega a reordenar sus vuelos y reposicionar sus tripulaciones y, sobre todo, los perjuicios causados por tener que aterrizar obligadamente quince aviones B737Max.

Norwegian también aduce que dejó de ingresar dinero debido a que no tenía todos los aviones de este modelo que el fabricante se había comprometido a entregar. En esto, aunque lo firmado obligaba a Boeing, Norwegian miente: de haber recibido los aviones habría perdido mucho más dinero porque ya le había afectado primero su crisis y después el Covid.

No obstante, hoy se puede decir que Norwegian no corre peligro y que puede construir su futuro desde cero.