Podría decirse que la suerte –empresarialmente considerada- de la compañía aérea Norwegian parece haber cambiado de la noche al día. De estar considerada una compañía perecedera por los analistas del sector más pesimistas, debido a su fuerte endeudamiento y a necesitar una ampliación de capital por la debilidad de su capitalización bursátil, ha pasado a ser objetivo codiciado del grupo IAG, en el que Iberia, Vueling y Air Lingus acompañan a British Airways.
La adquisición de un porcentaje significativo, pero pequeño, de acciones de la noruega –que ni siquiera debería concederle un asiento en el consejo de administración- ha sido un notición, acaparador de portadas. Sobre todo porque ha ido acompañado de rumores que sugieren la posibilidad de que se lance una OPA para hacerse con el control e integrarla en el grupo.
Una posibilidad, tal vez no probabilidad, cuya consecuencia inmediata fue una recuperación de la últimamente alicaída cotización de la empresa noruega en su mercado de valores. Una buena noticia para algunas firmas de bolsa y de fondos de inversión con intereses en la noruega, que han tenido una oportunidad de oro para desinvertir o para lo contrario. Obviamente, sus opiniones –y mucho más sus recomendaciones- hay que leerlas siendo conscientes de que suelen decir lo que les conviene.
El notición sobre Norwegian permite y requiere varios enfoques. El primero es que IAG –como Air France KLM- son tercero y cuarto en el ranking europeo de pasajeros de 2017, teniendo por delante –significativamente por delante- al grupo Lufthansa y a Ryanair, ambos con unos 25 millones más de pasajeros e incrementos de dos dígitos frente a los inferiores -de un 4 y un 6 por ciento- del grupo británico-español-irlandés y del franco-neerlandés. Y el quinto lugar lo ocupó easyjet, que aumentó también en dos dígitos su cifra de pasajeros respecto de 2016.
Norwegian, por su parte, ocupó al cierre de 2017 el noveno puesto del ranking, con un incremento del 13 por ciento y unos 33 millones de pasajeros. Son esos pasajeros los que, a pesar de la descapitalización, del endeudamiento y de las pérdidas del ejercicio, constituyen un botín apetecible para IAG, que si los llegara a sumar a los suyos conseguiría arrebatar el liderazgo al grupo alemán y al casi colíder irlandés. Y, de paso, eliminaría un pequeño –pero causante de incomodidad- competidor, poco exitoso –todo sea dicho- en las rutas europeas de larga distancia con Norteamérica. Además, la integración le abriría más mercado latinoamericano gracias a la filial argentina recién creada por la noruega. Estratégicamente, parece un posibilidad muy interesante como hipótesis… Aunque –en el momento de escribir estas líneas- es una simple posibilidad especulativa. Pero, a la vista de la sorpresa del notición, en cualquier momento puede haber otras sorpresas y novedades.
El tema de Norwegian da para mucho más. Tiempo habrá para desglosarlo y relatarlo. A modo de adelanto, confieso una duda que ronda en mi cabeza: su estrategia de desarrollo de mercado abriendo rutas de larga distancia, no demasiado exitosa al parecer y como se deduce de que ha recortado frecuencias y algunos destinos… ¿puede haber sido un señuelo inteligentemente elaborado desde Oslo para atraer como inversores a IAG y disponer así de un futuro financieramente menos turbulento? Cabe esperar que el tiempo despeje esa duda.
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