“O’Leary nos chillaba porque los pilotos no iban al trabajo”

 

La prensa asiste atónita al juicio que tiene lugar contra Peter Bellew, el director de operaciones de Ryanair, en el que el principal acusador, Michael O’Leary ventila todos los conflictos internos de la compañía, con tal de conseguir que los jueces no permitan que Bellew pueda incorporarse de inmediato a Easyjet, tal como pretende (O’Leary cuenta por qué Bellew traicionó a Ryanair para irse a Easyjet). 

La sorpresa de la prensa viene de conocer cómo trabaja O’Leary. Una aerolínea tan peculiar como Ryanair no se puede llevar si no hay al frente una directivo con una personalidad extraordinaria, para lo bueno y para lo malo. Y los ‘trapos sucios’ que se ventilan ante el juez de Dublín lo confirman. Este jueves se ha sabido que O’Leary perdió los papeles y “gritó” y “chilló” al personal responsable de reducir las ausencias de los pilotos, según dijo un alto cargo de la compañía. La escena de un directivo a gritos porque los pilotos no acuden a trabajar, en teoría por razones con amparo legal, es propia de una película, pero frecuente en organizaciones con líderes tan poderosos.

Los gritos en las reuniones mensuales en las que se hablaba de las ausencias de los pilotos fue en ocasiones “intenso”, dijo Bellew, el director de operaciones. “Yo lamento no haber tenido más coraje para plantarle cara a Michael O’Leary en estas reuniones”, añadió Bellew. La postura de O’Leary era la de proceder a deshacerse de los pilotos que estuvieran ausentes de sus puestos de trabajo con frecuencia. Según Bellew, O’Leary le dijo que Bellew era “un amante, no un combatiente”, en relación a su actitud ante los pilotos.

Los medios irlandeses y los corresponsales de medios extranjeros siguen con pasión la historia porque rara vez se pueden conocer detalles de la operativa de una empresa, muy especialmente de una como Ryanair, que ha conseguido ser tan particular en muchos aspectos de su existencia.