Muchas aerolíneas en el mundo han tenido que parar aviones para llevar a cabo reparaciones en algunas partes cuyos materiales podrían haberse degradado, pero a ninguna le ha afectado tanto como a Wizz Air, la low cost húngara que habrá estado tres años operando con un serio hándicap por este motivo. Sin ir más lejos, en 2025 va a tener a lo largo del año unos 40 aviones fuera de servicio, los cuales no son siempre los mismos, sino que esta es la media de unidades en talleres por este motivo (Wizz Air aún espera otro año más con 40 aviones parados).
Esto supone una pérdida directa de ingresos, fácilmente estimable. Y eso es lo que Pratt & Whitney ha acordado aportar a Wizz Air como indemnización por los daños causados. Después hay otras pérdidas inestimables: cuando una aerolínea ve un hueco en el mercado y no lo puede atender, dejando que un rival se posicione, se causa un daño a largo plazo que es de imposible valoración.
Pese a que toda la aviación tuvo un excelente ejercicio (la madre de Iberia, IAG, se revalorizó un 93 por ciento en este ejercicio), Wizz Air ha ido para atrás y su valor perdió el 36 por ciento en el mismo periodo de tiempo.
Los aviones de la familia A320 tienen dos opciones de motorización, una es Pratt & Whitney y la otra es General Electric, que es la que escogió Easyjet, totalmente ajena a los problemas.
Ninguna de las dos partes interesadas ha desvelado el importe de la indemnización.
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