Si usted o yo cometemos un error importante, nuestro puesto de trabajo peligra seriamente. En cambio, da la impresión de que en las cúpulas de las empresas las cosas no van así. Vean el caso de Stefan Pichler. Pichler fue hasta hace unos meses el máximo responsable de Air Berlín. Su sucesor, sin mencionarlo directamente, indica que ahora sí tienen un plan, que ahora sí Air Berlín sabe a dónde va, que ahora sí hay una dirección, en una crítica nada velada a Pichler. Pichler se había quedado en la calle, pero ayer se anunció que será el nuevo Presidente, Director General de Royal Jordanian Airlines, en lugar de Suleiman Obeidat.
Pichler empezará a dirigir la aerolínea con base en Amann mañana 1 de junio. Fue recibido por el presidente del Consejo de Administración de la compañía jordana, Said Darwazah, quien presentó a Pichler como un profesional de amplia formación y una rica experiencia, que conoce y sabe dirigir empresas aéreas en todo el mundo. Ciertamente, Pichler, pese a su desastre final, lleva una vida en la aviación: fue antes director general de Fiji Airways, de Al Jazeera Airlines, director comercial de Virgin Australia y director general de Thomas Cook. Su vida profesional, como es lógico en un alemán, empezó en Lufthansa.
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