La irlandesa Ryanair consiguió un beneficio de 1.450 millones de euros el pasado año, lo que supone un 10 por ciento más que en el ejercicio anterior. Este aumento de ganancias se produjo en el peor de sus años cuando la compañía que preside Michael O'Leary tuvo que cancelar hasta 20.000 vuelos por la fuga masiva de pilotos a otras compañías que ofrecían mejores sueldos.
Ryanair facturó el pasado año 7.151 millones, unos ingresos que llegaron gracias al aumento del 9 por ciento del tráfico de pasajeros, que superó los 130 millones anuales. La compañía de bajo coste señala que el resultado es positivo ya que tuvo que recortar un 3 por ciento el precio de sus tarifas en un año con mucha oferta en Europa, especialmente en Alemania, Italia y España.
Michael O'Leary ha explicado este lunes, en la presentación de las cuentas del pasado año, que la aerolínea ha operado en un contexto marcado, sobre todo, por en encarecimiento del combustible y, además, por un exceso de "capacidad en Europa", lo que ha provocado una disminución del precio de los billetes.
Los pronósticos para 2018 se presentan con cautela y pesimismo, ha dicho O'Leary, ya que prevé un aumento del 9 por ciento de los costes por unidad debido el encarecimiento del combustible.
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