Ryanair ha anunciado una caída en los beneficios durante el primer trimestre de 2024, con 360 millones de euros. Esta cifra es un 46% menos que la registrada en el mismo periodo del año anterior, cuando se obtuvo unos números brutos de 663 millones (Ryanair recorta su previsión de beneficios para el invierno).
Según ha informado la compañía, los ingresos programados del primer trimestre cayeron un 6% hasta los 2.330 millones de euros. Sin embargo, es llamativo que el tráfico creció un 10% hasta los 55,5 millones, las ventas complementarias aumentaron un 10% hasta los 1.300 millones de euros.
Los motivos detrás de esta caída son que las tarifas fueron hasta un 15% más bajas, en parte, por la ausencia de la primera mitad de Semana Santa. Asimismo, los costes operativos aumentaron un 11% hasta los 3.260 millones de euros, y los retrasos de Boeing continuaron golpeando la operativa prevista.
Pese a este descenso, Ryanair asegura que su balance es “uno de los más sólidos del sector”. Cuenta con una calificación crediticia BBB+ (tanto de S&P como de Fitch) y 4.490 millones de euros de efectivo bruto al final del trimestre.
Anticipo de lo que vendrá más pronto que tarde. Por lo pronto la Bolsa -que no siempre se equivoca- le da un varapalo a Ryanair con una caída del 13%, que no está nada mal, lo que el mercado entiende que se acabó las subidas infinitas de precios y viajeros "ansiosos" dispuestos a pagar lo que le pidan, lo que implica que la vaca ya no da más leche. Así que si el líder de pasajeros tiene que bajar precios para vender, malo, y es algo que lleva haciendo hace algunas semanas, lo que a su vez implica que la gente ya no puede o no está dispuesta a tragar con cualquier precio, que a su vez se trasladará a toda la cadena, hoteles incluídos. Mientras tanto, algunos, que hemos sido pacientes, disfrutaremos de las consecuencias de los excesos turísticos.