¿Elegiría usted a Luis Gallego, Michael O'Leary, Carsten Spohr, Alex Cruz o Ajay Singh como el mejor gestor de la aviación comercial contemporánea? Con diferencia, el indio Singh es quien está consiguiendo los mejores resultados económicos nunca vistos en una aerolínea, SpiceJet.
Hace apenas dos años y medio, en diciembre de 2014, la compañía estaba en la quiebra, con cinco años consecutivos perdiendo dinero, hasta llegar a los 140 millones de euros en 2014. Llegó incluso a cancelar más de dos mil vuelos porque nadie le quería poner el combustible para operar.
Desde entonces a hoy su valor se ha revalorizado más que ninguna otra compañía: un 800 por ciento. Hoy, nadie está creciendo como SpiceJet, que está valorada en 1.200 millones de dólares. Para redondear su resurrección, esta semana ha anunciado al compra de cien aviones Boeing, lo que culmina una etapa de reconstrucción. Tanto, que hasta Donald Trump la ha felicitado (lo cual es dudoso de saber si esto es positivo o no).
El mérito es de Ajay Singh. ¿Qué hizo para cambiar el rumbo de la compañía? No esperen secretos ni fórmulas raras: cerró las líneas donde perdía dinero y añadió asientos allí donde había demanda, contando además con que la India está teniendo un crecimiento en el número de viajeros absolutamente impresionante.
No obstante, SpiceJet sigue siendo aún una aerolínea pequeña, con sólo 50 aviones de corto radio. Pero asimismo, tenía órdenes de compra de forma que hoy, en total, espera 142 aviones B737. Una parte del secreto es estar en la India, donde, un poco escondida detrás del fenómeno chino, el crecimiento económico es absolutamente espectacular. Allí, triunfar es más fácil que en otros lados. Vean si no a la rival de SpiceJet, IndiGo, que en una década pasó de abrir a tener 138 aviones y 41 millones de pasajeros.
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