Turquía se vende bien

Uno de los preceptos clásicos y tradicionales del periodismo ortodoxo, tan diferente del que hoy en día se practica en muchos medios y por muchos periodistas, es el de verificar las informaciones, antes de publicarlas, en al menos dos fuentes distintas. Y en ello me he basado para atreverme a poner el título de este comentario, aun siendo consciente de que no es posible generalizar en base a casos concretos, por mucho que provengan de un par o más de informantes.

Dicho lo anterior, parece fuera de cualquier duda que los destinos turcos han ido recuperando la demanda perdida por las crisis que les provocaron situaciones diversas de inseguridad político-social y terrorista. Me lo aseguran fuentes muy bien informadas, por estar relacionadas con un gran operador turístico europeo. Son fuentes que conocen bien todo el litoral mediterráneo oriental, al igual que el occidental, por su experiencia emisora y receptora en la gran touroperación.

Me transmitieron que si en el país de los otomanos nada interrumpe –en alusión a algún gran suceso de inseguridad- el ritmo de recuperación para la próxima temporada alta y media, la afluencia a las costas turcas será muy buena. Y, por lo tanto, implícitamente ligada a ocasionar un severo daño en los márgenes de las cuentas de aquellos hoteleros de las costas españolas que se han beneficiado del fenómeno del turismo prestado, ahora tendente a disminuir.

Días después de las confidencias de mis fuentes estuve cinco días en Estocolmo, y esclavo como soy de ojear cualquier diario a mi alcance aunque esté publicado en cualquier lengua, mis ojos vieron anuncios de operadores turísticos –Tui, VING, Albatros y otros- y en uno de ellos el paquete combinado que ofrecía una de las mayoristas: una semana en Turquía a partir del 12 de mayo en hotel de playa de 4 estrellas por 3.975 coronas suecas por persona. Poco más de 400 euros al cambio.