Una aerolínea nueva busca capital mediante una colecta

Happy Airways (la aerolínea feliz, en su traducción al español) aún no existe. Hoy por hoy es un proyecto. Se trata de una empresa que operará desde Estrasburgo y, como todas, espera cambiar la forma en la que viajamos en avión, con un servicio de calidad y a precios bajos. Nada a lo que no estemos acostumbrados.

La empresa pretende volar desde Estrasburgo a 14 aeropuertos en Europa, desde Londres a Berlín, Viena, Lille, Milán o Zagreb. De entrada, no volará a España.

La compañía pretende operar con dos aviones ATR72. Se trata de un avión de 78 plazas que tiene unos costos operativos bajos y que es una excelente plataforma para implantarse en el mercado.

Como todas las aerolíneas, Happy sí va a proteger el medio ambiente, aunque sus aviones son iguales que los demás y consumirán combustible, como todas.

Hasta aquí, Happy es una aerolínea más. O será, cuando vuele. Porque lo realmente sorprendente es que no cuenta con el capital suficiente para echar a andar y por lo tanto pide a quienes lo deseen que se pongan en contacto con ellos para hacer su aportación. Es lo que antes llamábamos una colecta pero que ellos llaman "crowdfunding", que es lo mismo pero más fino.

Para ponerse en marcha necesita 4,7 millones de euros, 1,8 para su primer avión. Para facilitar las cosas, la compañía ofrece acciones desde los 50 a los 500 mil euros, con la posibilidad de conseguir un Happy Unlimited Pass, que le permite al viajero volar gratis durante toda su vida, por supuesto si la compañía aérea consigue sobrevivir.

Además, hace una rifa por dos euros el número, y se sortea un viaje a Bahamas para dos personas –no en aviones propios, naturalmente– y un Happy Unlimited Pass.