El presidente de Renfe, Julio Gómez Pomar, asegura en una entrevista a Cinco Días que "Lo primero que hay que precisar es que el AVE es un servicio comercial y, por lo tanto, ni recibe ni puede recibir subvención o apoyo, ni cruzado por parte de la compañía ni procedente del Estado. La alta velocidad es responsable de su cuenta de resultados. En segundo lugar, el AVE gana dinero y eso nos da todo el margen empresarial para emprender una estrategia de precios que consideramos adecuada. Si hiciéramos esto en los servicios subvencionados, como las cercanías y la media distancia, podrían acusarnos de adoptar decisiones contrarias a la competencia en áreas que se financian con impuestos, pero la actuación de la empresa es impecable en este sentido".
"La competencia es sana si lo que se ofrece son mejores servicios a los ciudadanos. Si Renfe baja los precios de la alta velocidad, habrá personas que irán hacia el tren. Y si a raíz de eso se da una reacción de las aerolíneas, como la hubo en su día con las compañías low cost, redundará en más personas viajando. Son las reglas de la competencia, que no sotros asumimos al 100%", señala el presidente de la operadora pública, en plena polémica por las acusaciones de otros sectores de "agravios" y "discriminación", como el aéreo o el transporte por carretera.
Pues para garantizar los ingresos de 2012, tendrá que hacer que se suban 3,4 millones más de viajeros. Cosas de una cosa llamada elasticidad de demanda y punto de equilibrio de la empresa.
Atentamente,
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