Hace apenas siete meses, Royal Caribbean y sus competidores, sobre todo Carnival, eran de las empresas más valiosas del mercado, por su desacostumbrada rentabilidad, muy por encima del resto del transporte y el turismo. Hoy siguen destacando, pero por el descalabro que han sufrido, superior al de otras empresas del sector. Royal Caribbean, por ejemplo, acaba de presentar unas pérdidas de 1.300 millones de dólares sólo en los tres meses de verano. Una máquina de quemar dinero. El gasto en efectivo cada día supera ligeramente los tres millones de dólares, a lo que hay que sumar otros conceptos que no son en efectivo.
La compañía dijo lo evidente, que espera reanudar sus servicios gradualmente, pese a que el clima siendo siendo muy complicado. Está previsto que el barco Quantum of the Seas reanude un crucero desde Singapur en diciembre, con ocupación reducida, protocolos estrictos, y suprimiendo puertos que puedan ser arriesgados. Nada fácil de llevar a cabo.
Mientras, el resto de la flota sigue en puerto.
Jason Liberty, director financiero, dijo que “seguimos controlando con dureza nuestros gastos y estamos actuando para mejorar nuestra situación financiera. Somos optimistas en el sentido de que pensamos que la reanudación de las operaciones nos volverá dar efectivo”, la gran preocupación hoy en la carrera por la supervivencia.
La compañía explica que está planeando operar en 2021 y que actualmente las reservas están yendo bien. Especialmente para la segunda mitad del año, se siguen niveles de venta más o menos normales. Los precios, dice, han bajado respecto del pasado.
Si, pero han invertido en Tuy y Hapag, en cambio dejan tirado a pullmantur, eso si intentando hacerse con sus clientes y queriendo dejar cientos de empleados en el paro.