Se multiplican las dudas sobre la privatización de Aena, prevista a tres días de las elecciones. Levanta sospechas entre todos los aspirantes la irrupción del grupo constructor gallego San José, sin gran pedigrí aeroportuario conocido, según publica Mercados.
La comidilla es que Jacinto Rey -accionista clave de San José- es amigo del ministro de Fomento, José Blanco, y tuvo a sus órdenes hasta 2009 al actual jefe de Aena, Juan Ignacio Lema, de acuerdo con la página que firma Carlos Segovia reproducida aquí.
Este hecho no hace más que añadir más desconfianza sobre el proceso de venta del gestor aeroportuario. Y es que las concesiones del aeropuerto madrileño -el décimo más importante del mundo- y el del Prat en Barcelona constituyen el contrato del siglo.
Las cifras son tan colosales que han atraído la atención de fortunas españolas como Koplowitz, Del Pino o Entrecanales y los gestores de los principales aeropuertos del mundo asesorados por intermediarios y bufetes de todo tipo. Y hete aquí que tal monumental decisión quiere ser decidida por Blanco tres días antes de las elecciones generales.
A todo partido político en el poder le gusta adjudicar contratos del siglo por lo que eso implica de tener en vilo al poder económico, pero queda fatal darlo horas antes del cambio de Gobierno.
A este caso se añade el agravante de que es un concurso internacional de primer orden y el adjudicador está, de momento, bajo sospecha, porque el empresario farmacéutico, Jorge Dorribo, aseguró que pagó 400.000 euros a las empresas que le indicó Blanco -una de ellas de su primo, Manuel Bran- a cambio de ayuda en la Administración. El ministro lo niega.
Blanco -que declara tener en el banco 19.900 euros y una deuda hipotecaria de 225.000- tiene derecho a presunción de inocencia, pero, por ejemplo, es ya seguro que aceptó reunirse en una gasolinera con Dorribo el pasado febrero cuando ya todo Lugo -incluido el primo del ministro- sabía lo que pasaba.
El empresario no pagaba a proveedores, retrasaba salarios a trabajadores y andaba embarcado en un proyecto en Andorra tras contratar al ex jefe de gabinete del conselleiro del Bloque Nacionalista Galego que le había adjudicado una subvención a fondo perdido de 1,45 millones.
Lo que no había aún trascendido entonces a la prensa es que la Operación Campeón desatada desde la Agencia Tributaria en Madrid estaba ya en marcha contra Dorribo. Blanco puede alegar que se reunió con el empresario gallego por cortesía, pero sería la segunda vez este año que se ofrece tal explicación.
Blanco ha negado también que moviera un dedo por ayudar a Dorribo pero el irrespirable ambiente contamina todo, incluso un concurso internacional que debe ser modélico.
Barajas y El Prat son dos de los escasos aeropuertos europeos que tienen aún potencial de crecimiento sin necesidad de grandes inversiones -ya ha invertido en ellos más de 9.000 millones el Estado en la última década- y pueden ser un chollo para los ganadores. ¿Por qué esta prisa en el concurso? Elena Salgado dice que la operación no es necesaria para aliviar la deuda de España este año. ¿Entonces?
Pongámonos en la piel de, por ejemplo, el grupo francés Aéroports de Paris o del hindú GMR que se han precalificado para el concurso y que tienen que reunir a toda mecha, para empezar, 3.700 millones para Barajas o 1.600 para El Prat antes del 31.
Al tiempo, ven que el elegido por el PSOE como ministro de Fomento es el jefe del aparato. También, sabiendo que el PP gobernará tras el 20-N, escuchan a Cristóbal Montoro bramar contra el contrato.
También es temida en el exterior la tradición de las empresas españolas de tirar los precios en los concursos para eliminar al extranjero y luego, apoyadas en sus conexiones con el poder, ir recuperando rentabilidad gracias a cambios a mejor en las reglas de juego durante la vida de la concesión.
Los alemanes de Fraport han decidido presentarse con socio español: el grupo Acciona de los Entrecanales; y Changi -de Singapur- acude con FCC. Por su parte Ferrovial, gestor en Reino Unido, se presenta con fuerza, mientras el catalán Abertis se centra en El Prat, porque no habrá un mismo ganador para los dos aeropuertos.
Un banco extranjero ve tantos ingredientes negativos, incluido un precio muy alto, que no descarta que el concurso quede desierto, porque las constructoras españolas tampoco están como para endeudarse ahora. Otro apunta que puede haber espantá de aspirantes extranjeros, lo que sería otro desastre para la imagen de España tras el fiasco de Loterías.
Contra viento y marea, el ministro aseguró el viernes que el calendario se mantiene. Y lo hizo tras anunciar dos nuevos concursos de AVE en Galicia por valor de 281 millones de euros que se unen a los ¡3.000 millones! que ha licitado en lo que va de año preelectoral en esa misma obra ferroviaria de su región de origen. Hay prisa por controlar grandes contratos, pero dicen que es todo normal.
Muy buen artículo. Espero, como esperamos la mayoría de españoles, que la Justicia tome parte en este asunto y no permita al Sr. Blanco llevar a cabo la privatización de estos aeropuertos. Efectivamente, es mucho lo que se pone en juego y también supone un elemento estratégico para España.