Melchior Moreira era hasta esta semana presidente del servicio de Turismo de Oporto y del Norte de Portugal. Ahora no se sabe muy bien si lo sigue siendo pero, en todo caso, no está disponible porque duerme en la prisión local por orden del Procurador General del Distrito de Oporto, que viene a ser como el Fiscal en España.
Moreira está preso pero hay otras 20 personas más acusadas de participación económica en un negocio de corrupción, abuso de poder, falsificación y peculado –figuras del Código Penal portugués—en el ejercicio de sus cargos en el turismo.
Las acusaciones y detenciones son parte de lo que se ha dado en llamar operación Eter, todas vinculadas al turismo, incluyendo funcionarios, integrantes de la comisión ejecutiva, etcétera.
Aparentemente, se trata de irregularidades de primer orden en la contratación de personal, en la adquisición de bienes, la utilización de bienes públicos para fines personales y el apoyo prestado a clubs de fútbol para obtener beneficios personales.
Además de Moreira, el principal acusado, también están incriminados Isabel Castro, la antecesora de Moreira, una ex asesora jurídica de la entidad, y también la administradora de una agencia de publicidad.
Obviamente, la entidad pública está ahora descabezada y la promoción turística del Norte de Portugal, congelada.
Vaya con los del milagro económico Europeo...