En el centro del espacio natural de la sierra de Cabo Tiñoso, en Cartagena, Murcia, había unas baterías militares de las que el Ejército se deshizo en los años 90. Pues bien: allí, un empresario acaba de presentar un proyecto turístico que irá desarrollando en fases y aprovechándose, desde luego, de su cercanía a los núcleos de más atractivo de la zona.
Es una iniciativa original, desde luego. Ahora mismo, ya ha abierto un restaurante, unas 30 casas, algunos salones y una piscina. Pero esto va a ir a más, indica Miguel Manuel Pérez-Guillermo, el empresario que está desarrollando la iniciativa. Su intención es bastante inusual: combinar la bioagricultura con la etnografía y dar a los turistas algo diferente, según explica en el periódico La Verdad.
Las casas son tales, con todo lo necesario, pero con un aire artesanal, con calefacción por chimenea. Dispone de varios huertos y salones para hacer talleres de diverso tipo.
Como corresponde con la naturaleza de la iniciativa, los productos ecológicos tienen su hueco. Igualmente se organizan actividades en el entorno.
El espacio está protegido, pero las edificaciones proceden de los militares. El complejo no dispondrá de televisión pero sí de Internet. El acceso a la finca no es exactamente fácil, porque se hace desde una carretera un tanto separada.
Los barracones militares son de los años posteriores a la guerra civil. Una vez vendidos, fueron granjas porcinas hasta que quedaron abandonadas hasta 2011, cuando el empresario empieza a pensar en este desarrollo que, lentamente, va viendo la luz.
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