Doug Parker, director general de American Airlines, la primera aerolínea del mundo, ha admitido que su compañía tendrá un impacto negativo de alrededor de los 350 millones de dólares como consecuencia de la obligación de no operar con el avión Boeing 737 Max, que la ha obligado a reconfigurar sus rutas.
American Airlines, al mismo tiempo, comunicaba que había reordenado todos sus planes de vuelos contando con que el avión no estará listo para ser operado al menos hasta el próximo 19 de agosto, fecha que se considera la más próxima en que, si todo va bien, el modelo pudiera reemprender la operación.
Boeing, mientras tanto, está ultimando el software que corrige los problemas del avión. Se espera que su finalización tenga lugar en cualquier momento, pero ello no significa que los aviones puedan volver a volar de inmediato porque entonces la Federal Aviation Agency (FAA) de Estados Unidos tendrá que aceptarlo. Las presiones mediáticas para que esta aceptación se haga con rigor son altas, por lo que tardarán aún unas semanas.
En todo caso, el problema de los B737 Max no es el único que afecta a American: la subida constante del precio del combustible hará que los costes por este concepto se incrementen para este año en 650 millones para para American, según dijo la compañía. Lo cual indica las presiones en todo el sector en estos momentos.
American es la aerolínea con más B737 Max en operación.
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