Hace unos pocos días, las acciones de Delta, la segunda compañía aérea más grande de Estados Unidos cayeron un 10 por ciento (Delta crece menos y cae un 10% en bolsa, arrastrando a sus rivales). Este jueves le tocó a American Airlines, la aerolínea número uno de Estados Unidos: su valor cayó un 8 por ciento, después de que la dirección admitiera que sus resultados para el año pasado no serán exactamente tan buenos como se esperaba.
La caída de las acciones vuelve provocar también una caída en sus rivales: Delta, United y Southwest, las tres arrastradas por el informe de la líder, perdieron un cuatro, un cinco y un tres por ciento de su valor.
Como ya sucediera con Delta la semana pasada, no se crean que American ha dicho que el año fue fatal. No, sólo ha dicho que en el último trimestre del año, los ingresos por asiento no crecieron un 3,5 por ciento como estaba previsto sino apenas un 1,5 por ciento, debido a que por las navidades las cosas no funcionaron como se esperaba.
Pese a ello, después de estos datos, los beneficios por acción está previsto que estén entre los 4,40 dólares y los 4,60, una pequeña variación sobre lo que se esperaba en octubre pasado, que estaba entre los 4,5 y los 5 dólares.
En cualquier caso, para que se hagan una idea de la volatilidad del sector de transporte aéreo, pese a que está comportándose mejor que nunca en la historia reciente de Estados Unidos, American lleva perdido el 44 por ciento de su valor en los doce últimos meses.
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