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EDICIÓN ESPAÑA

Rusia y China son los mercados de mayor crecimiento potencial

BBVA recomienda enfocarse al turismo de calidad tras el fin de los turistas prestados

El impulso del turismo extranjero se ha ralentizado en 2018 y, de cara al próximo bienio, se espera una tendencia de agotamiento gradual después de que la llegada de turistas creciera un 55% desde 2010 hasta alcanzar los 82 millones de visitantes en 2017. El momento actual debe entenderse como una oportunidad para invertir, transformarse y ganar competitividad. Así, el sector debería tratar de reducir costes para rivalizar con los principales mercados competidores o enfocarse en turistas de mayor valor añadido, según el Observatorio Económico del BBVA. 

Entre los factores que explican el buen desempeño del sector durante el último lustro y su desaceleración actual destacan las fluctuaciones en las tarifas hoteleras y en los costes de transporte, el avance económico de los principales mercados de origen y la evolución de las tensiones geopolíticas en algunos de nuestros mercados competidores.

No obstante, estos vientos de cola están perdiendo fuerza y, en algunos casos, parece que se están agotando. A nivel interno, se ha notado un aumento de precios, y una consecuente pérdida de competitividad, que podría estar reflejando restricciones de oferta en algunos destinos nacionales y puede limitar la afluencia de turistas extranjeros. A nivel externo, el crecimiento de los principales mercados de origen se está desacelerando y los precios del petróleo han empezado a corregirse al alza. Asimismo, las tensiones geopolíticas en los destinos competidores han descendido y, en España se empieza a percibir una pérdida de los turistas prestados.

De cara al futuro, la ralentización esperada del crecimiento del turismo exterior supone un desafío importante tanto para el sector como para la economía española en su conjunto. En primer lugar, sería recomendable que el sector se embarcara en un cambio de modelo productivo, hacia los segmentos de mayor valor añadido y menor incidencia estacional, con una menor dependencia de la competitividad vía precios. En segundo lugar, otros sectores de la economía española, con un mayor dinamismo esperado, tendrán que asumir el reto de relevar al turismo como uno de los motores del crecimiento y de la creación de empleo. 

La contribución del turismo extranjero ha sido de especial importancia para el crecimiento de la economía española desde el inicio de la recuperación. Durante estos años, la afluencia de turistas se ha visto beneficiada por una evolución saludable de sus fundamentales (crecimiento de los mercados de exportación y precios relativos favorables) y, sobre todo, por una serie de factores positivos que han impulsado el avance del sector hasta alcanzar registros históricos en el número de visitantes y de creación de empleo.

Entre estos últimos destaca el empuje del turismo prestado derivado de las tensiones geopolíticas de algunos mercados competidores y el abaratamiento de los precios de transporte, como consecuencia de los cambios en el mercado del petróleo. Sin embargo, durante los últimos meses, estos vientos de cola se podrían estar agotando al tiempo que los fundamentos del turismo pierden dinamismo. En este contexto, se hacen necesarios instrumentos de predicción que nos permitan entender mejor estas tendencias.

Los resultados del Observatorio Económico de BBVA plantean una serie de retos importantes para la economía española entre los que podrían destacarse, a nivel del sector turístico:

1. Aumentar la diversificación y centrarse en los segmentos con un mayor valor añadido. Ganar cuota en nuevos mercados aumentaría la demanda esperada y disminuiría los riesgos futuros. El mayor crecimiento potencial se agolpa en mercados menos próximos (por ejemplo, Rusia y China). Esto demanda un turismo de mayor calidad que explote las ventajas de España frente a sus competidores.

2. Reducir la estacionalidad y mejorar la competitividad. España sigue recibiendo una gran parte de sus visitantes de forma concentrada. Se necesita ampliar la temporada turística y potenciar los destinos menos tradicionales. Además, se debe competir no sólo en precios. Para ello es conveniente contar con un marco regulatorio que favorezca la competencia, el crecimiento y la sostenibilidad, teniendo en cuenta las externalidades tanto positivas como negativas que genera el sector, en un entorno cambiante.

3. Adaptarse al cambio tecnológico siendo líder en el desarrollo de la digitalización. En esta dirección, sería deseable impulsar la formación y la inversión en nuevas tecnologías que permitan llegar al cliente final con facilidad. Además, a nivel nacional es necesario que, otros sectores con un mayor dinamismo esperado, releven al menos en el corto plazo al turismo como motor del crecimiento económico y la creación de empleo.


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