A pesar de que llegar a la isla cuesta mucho dinero y grandes complicaciones, porque no en vano hay nada menos que 3.500 kilómetros entre el territorio chileno y la isla de Pascua, el gobierno de Chile (conservador) acaba de adoptar medidas para limitar la presencia de turistas para ver las sorprendentes cabezas de piedra, conocidas como Moais, de la cultura local, Rapa Nui.
El problema no sólo afecta a los visitantes sino al crecimiento que con ellos se produce en la isla. En veinte años, el número de residentes ha subido hasta 7.750 mientras que las autoridades creen que el territorio no da para más de 4.000.
Pedro Edmunds, político de origen rapanui, declaró a la prensa que los extranjeros están tomando la isla y que la evolución que está viendo no es para mejor. “Están cambiando nuestra idiosincrasia”, dijo.
Así, pues, este miércoles el Gobierno de Chile acordó limitar el número de visitas de turistas y no residentes de 90 a 30 días, explicó la ministra del ramo, Mónica Zalaquett. Yo argumento de la ministra es que se trata de proteger la isla de la invasión que está sufriendo. Las nuevas restricciones obligan a los viajeros a rellenar unos impresos especiales, a mostrar los billetes de retorno, confimar los hoteles en los que se alojarán y disponer de la invitación de un local.
El presidente del Gobierno, Sebastián Piñera, explicó que Pascua es una isla muy sensible y que hay que protegerla. Al mismo tiempo, para dar satisfacción a la población local, el nombre de la isla se va a cambiar por Rapa Nui, mediante una ley en tramitación.
Me parece perfecto aunque esta medida probablemente aumente los precios del viaje y estancias.