¿Dónde está y quién es el “Thomas Cook” español?

Los mejores conocedores de la realidad turística española siguen asustados ante el agujero –mejor los agujeros– que la quiebra del turoperador británico ha dejado en el panorama de nuestro país.

El Gobierno, en plena campaña electoral, parece que se ha dado cuenta de la magnitud de la tragedia económica que supone para las empresas afectadas. Ha decidido, con buen criterio, elevar hasta 500 millones de euros la cantidad que destinará a las firmas afectadas. Lo hará a través del Fondo Financiero del Estado para la Competitividad Turística (Focit).

Se trata de un Fondo que se administra a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO), es decir, del ministerio de Economía e irá destinado fundamentalmente a firmas hoteleras que demuestren el perjuicio causado por la quiebra de Thomas Cook. Tendrá que garantizarse, igualmente, la modernización de las instalaciones hoteleras que demanden la ayuda. Ayuda que inicialmente la ministra de Turismo cifró en 300 millones, pero al conocerse la magnitud de la tragedia económica ha decidido inyectar otros 200 millones de euros.

Algo es algo. Ahora bien, el turoperador inglés ha dejado en el aire un millón de plazas en España. ¿Cómo se va a llenar ese agujero? Sobre todo, en Canarias, Baleares y otros destinos hispanos. Sinceramente, no tengo la más remota idea. Supongo que la competencia tanto interior como exterior habrá tomado ya buena nota y tendrá planes específicos para taponar la herida. Digo supongo, porque los clientes no han desaparecido en modo alguno, esto es, hay un negocio que está esperando. La claves, amigos lectores, están en los clientes. Ha desaparecido una gran empresa de 178 años –creímos–, si bien los clientes no han entrado en quiebra ni han desaparecido por mor de Internet.

Uno de los más reputados profesionales del sector me alerta, sin embargo, acerca de si algo parecido a lo ocurrido con Thomas Cook pudiera suceder en algunos de los conglomerados turísticos “made in Spain” que están vivos en nuestro país y, al parecer, todos ellos gozan de buena salud. Cierto es que, en cualquier caso, tienen una dimensión muy inferior a la que mantenía Cook.

Por cierto, que una entidad tan solvente como Caixabank, se ha pillado los dedos en no menos de 120 millones de euros a propósito de un crédito extraordinario que concedió a la entidad británica pocos meses antes de irse al carajo. Están que se suben por las paredes. No parece que tal y como están las cosas en la banca española –con lo que cuesta ganar un euro– la quiebra de TC les ha dejado boaquiabiertos y, por ende, van a restringir a partir de ahora los créditos al sector turístico y solo extenderán cheques a aquellas iniciativas que tengan viabilidad y posibilidades de éxito.

El mismo reputado profesional –que subraya las tres firmas españolas en un campo similar al que trabajaba Thomas Cook– entiende que, por el momento, no parece que haya nubarrones sobre esas marcas que se dedican a vender transporte, hoteles y servicios turísticos en general. Insiste: por ahora.

En estos momentos, lo sustancial es que hay que conseguir que alguien ponga en el mercado un millón de asientos aéreos y un millón de clientes con los que llenar los hoteles ahora vacíos o semivacíos.

Cada día tiene su afán.

PD. Lo de CORREOS vendiendo viajes es de traca. Al frente del mismo, está Juan Manuel Serrano Quintana, ex jefe de gabinete de Sánchez en el PSOE. Un tipo al que pagan 250.000 euros de dinero público al año, sin tener la más remota idea ni de Correos, ni de dirigir una empresa, se mete ahora, con el mismo dinero público, a hacer la competencia a las agencias de viajes.

¡Maravilloso!