El cese fulminante del ministro de Transportes ha causado sensación hasta en el propio comité ejecutivo del PSOE y ha producido agobio en varios miembros conocidos del sector turístico español. La salida tan sorprendente como inesperada de José Luis Ábalos ha dejado boquiabiertos a toda España, incluida la cúpula socialista y el círculo empresarial que lo rodeaba. La de Ábalos es una marcha aún más llamativa que la del jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo.
José Luis Ábalos estaba al frente de un ministerio con un enorme presupuesto y con un gran peso político como es Transportes (antiguo Fomento) y era nada más y nada menos que secretario general de Organización del Partido Socialista Obrero Español. El patadón de Sánchez en el mismísimo trasero del compañero que le sacaba las castañas del fuego en Moncloa y Ferraz tiene una dimensión que va más allá de la “renovación de un Ejecutivo de jóvenes para afrontar los nuevos retos”.
Ábalos acompañó a Pedro Sánchez por un sinfín de pueblos durante su campaña hacia la presidencia del PSOE, lo acogió en su casa de Valencia y lo apoyó en contra de la élite socialista (Gonzalez, Rubalcaba, etc.). Sánchez le devolvió los favores con el mayor premio de Ferraz y luego, tras la moción de censura que derrocó a Rajoy, con un ministerio de postín. Es la suya una salida que mosquea a todo el mundo, que huele mal y que inquieta a la ristra de empresarios turísticos que han merodeado a su lado.
Los medios de Madrid (los no partidarios de la Moncloa y ajenos a las subvenciones) especulan con la destitución del ministro de Transportes: que si la causa ha sido el llamado 'Delcy Gate', que si el rescate de Plus Ultra, que si el viaje con un enorme séquito a un hotel de lujo del Sur de Tenerife, etcétera. ¿Sólo por estos casos? En la capital del Reino hace tiempo que se da por hecho que hay un tema gordo sobre Ábalos, un asunto que según un gran periodista “está a punto de estallar”.
Sobre José Luis Ábalos se han escrito palabras muy gruesas durante el tiempo de la pandemia. Hace poco más de dos meses (concretamente el 2 de mayo), el editor de uno de los digitales nativos más serios e independientes del país, veterano y solvente periodista, llegó a decir en su muy leída sección dominical que "aquí vamos a asistir a la aparición de nuevos y rutilantes Ábalos alicatados hasta el techo, porque 72.000 millones de euros ( or el fondo de ayudas), dan para mucho “.
Otros periodistas han sido aún más contundentes y atrevidos con el ya ex ministro a propósito del caso Delcy y de Plus Ultra, pero sobre todo con el de la vicepresidenta venezolana. Nada de lo publicado respecto a José Luis Ábalos ha sido probado con documentos incontestables, pero lo significativo, lo llamativo, es que pese a la gravedad de los escritos en ningún momento Ábalos ha planteado denuncia alguna ni se ha querellado con los periodistas que lo han puesto en el ojo del huracán.
También llama la atención que algunos empresarios y directivos del Sector estén con el alma en vilo con la marcha del político valenciano, ”el hombre clave si queremos conseguir algo de Moncloa” (este entrecomillado no es un rumor, ni siquiera una especulación). Ábalos, por su doble condición de poderoso ministro de Transportes y segundo hombre fuerte del partido que gobierna España, ha tocado muchas teclas en ámbitos del mundo del turismo y de la economía. Y eso da para hablar. Tanto como su abrupto cese.
Ábalos está un poco demasiado caliente al tacto, pero en cuanto se enfríe, volveremos a verle en una lista electoral del PSOE. Tiene más chicha que Pedro Sánchez haya dejado a los tres ministros podemitas dando vueltas en el asador para que se quemen del todo, con el inefable Garzón solomillos a la cabeza.
Entonces, ¿ya no habrá más rescates para Air Europa?
Está metiendo presión en Europa!
Cerramos seguro….. otra vez