Todas las compañías de seguros tienen reasegurados sus riesgos. Las reaseguradoras son pocas y trabajan para las aseguradoras. Cada vez que ocurre una catástrofe, en última instancia todo recae sobre ellas. Ahora, Swiss Re, una de las dos grandes, se encuentra en este ejercicio con dos desastres, los dos provenientes del turismo y del transporte: por un lado, la liquidación de Thomas Cook, que le ha generado unos 100 millones de dólares en demandas y, por otro, el caos de los 737Max, que se estima ahora en los 450 millones de dólares. Además, están los efectos del huracán Dorian.
La quiebra de Thomas Cook provocó más de 100 millones por parte de las aseguradoras a las reaseguradoras. Entre ese dinero están las reclamaciones de impagos asegurados, así como todos los costes de las repatriaciones que previsiblemente las entidades encargadas tenían asegurado. Igualmente, la quiebra provocó impactos en contratos de aviación que, igualmente, terminan por repercutir en las cuentas de las compañías de seguros.
En el caso de los accidentes de los dos aviones 737 Max, los 450 millones son la consecuencia de dos conceptos: por un lado el accidente de Ethiopian, que sí estaba en la órbita de Swiss Re, y por otro la obligación de dejar de operar, incidente que sí está asegurado o por Boeing o por las aerolíneas afectadas.
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