Los países musulmanes, en los que está prohibido beber alcohol, tienen un buen problema al fomentar el turismo que, en muchos casos, no quiere prescindir de su afición al alcohol, no necesariamente a la borrachera. Dubai, que ya es una potencia turística, ha encontrado una nueva solución más limpia y transparente: ahora concede licencias de 30 días para los turistas que quieran beber alcohol, lo que garantiza que no serán perseguidos penalmente por violar la ley.
La organización MMI (Maritime and Mercantile International), que es una cadena de tiendas, y es filial de Emirates, la aerolínea, dispone de un apartado en su web donde ofrece la licencia y explica a los turistas cómo conseguir. La licencia sólo se expide a viajeros no musulmanes, de más de 21 años que, obviamente, no residan en Dubai.
Los turistas tienen que pasar por una tienda MMI con el pasaporte original y llenar un impreso declarando su condición de turista. La tienda se quedará con una copia del pasaporte y de la página con la fecha de entrada al país. Al viajero se le entrega una especie de manual que, en términos religiosos islámicos, sería cómo pecar (beber) con moderación y sin ofender a los residentes.
El código explica que hay que respetar al país y sus normas y da varias instrucciones concretas: no beber en lugares públicos, no beber y conducir, no mostrarse en estado de ebriedad en público, y no exhibir alcohol en lugares públicos. Hasta ahora, los residentes que tengan una visa para estar en el país disponen de una licencia de dos años que les permite comprar alcohol y tenerlo en casa, así como beber en restaurantes. En este último caso, aunque es necesaria una licencia, las autoridades no la exigen prácticamente nunca.
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