El peligro de exportar Magaluf

Uno de los diarios con más lectores de España publicaba recientemente que Puerto Banús (Marbella) había dejado atrás su antigua marca “touch of class” para seguir los pasos de la inmortalmente famosa Magaluf donde todo aquello turístico que por allí pasa se convierte en la casa de “tócame roque.”

No es el único destino, otrora señero, dentro del panorama turístico español que empieza a griparse. Y lo hacen precisamente en unos momentos decisivos para los intereses de la que es primera industria nacional, aunque bien mirado siempre son momentos decisivos. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, y hay que tener presente siempre la industria turística, no permite relajos. Baste un fallo para que todo el andamiaje se venga abajo.

Hace algún tiempo una importante dircom de uno de los grupos más relevantes del panorama empresarial patrio me informaba de la existencia de un programa –“plan Magaluf”-- destinado a la recuperación de esa zona turística mallorquina. En efecto. Magaluf representa para cualquier mediano consumidor de noticias sobre el sector la “perversión” del viaje de placer, incluso la quintaesencia de la que huye cualquier modesto aspirante a la tranquilidad. Creo que darle la vuelta a la situación –que no posible- es lo mejor que pueda hacerse. Pero tengo para mí que se necesitan conjugar en ese empeño varias virtualidades.

La primera de ellas determinación empresarial y determinación institucional. Conjugando ambas imperiosamente. Esa determinación requiere dinero, incluso yo me atrevería a escribir que mucho dinero. Privado y público, naturalmente. La segunda, talento para incidir en la búsqueda de la excelencia; finalmente, tener la capacidad de comunicación necesaria para hacer llegar a propios y extraños que estamos en presencia de “otra cosa” donde nadie pueda ser excluido por el comportamiento de otros.

IBEROAMÉRICA
En el post de la semana anterior, este modesto columnista recogía el sentir y los datos que pululan por el ancho mundo acerca del “statu quo” que se avecina respecto al Sector. Vienen curvas, así que ajústense los cinturones. Egipto, Turquía, Túnez y un larguísimo etcétera de competidores tienen que hacer mejorar nuestra competitividad que empieza a reclamar ya una ruptura tranquila con el pasado.

Hace unos días, dentro del seminario PRENSA Y PODER (VI) que tuvo lugar en un señero lugar mesetario de la Ribera del Duero, el ingeniero y periodista Antonio Papell alertaba de la urgente necesidad de aplicar las Nuevas Tecnologías a la industria turística española. Ello significará, en opinión del mencionado señor, que en una primera fase se perderán empleos pero inmediatamente vendrá otra en la que se crearán puestos de calidad y aún de gran calidad.

Llevamos mucho tiempo hablando de ello –de hecho, no hay político que se precie que no se refiera a ello-- pero salvo un escogido ramillete de emprendedores de la cosa es difícil vislumbrar nada serio entre los dirigentes políticos e institucionales.

Yo ofrezco aquí lo que es obvio y perentorio. Redescubrir turísticamente Iberoamérica. Ahí se puede disputar el binomio calidad/precio que es una de las razones porque España va a perder muchos dígitos frente a los países africanos, ribereños del Mediterráneo, anteriormente citados. Por Iberoamérica empezó la internacionalización de la economía española.

Quizá por aquel inmenso continente pueda venir alguna solución de fuste al gripaje que podría sustanciarse a medio plazo dentro del mercado interior. Porque, entre otras razones, las llamadas Nuevas Tecnologías tienen su aquel en el transporte aéreo así como en la configuración y venta de productos.