Hidalgo sigue con los dos ojos la crisis del Banco Popular

El presidente de Globalia sigue muy de cerca la crisis del Banco Popular, que este lunes ha vivido un nuevo capítulo con el cese de su consejero delegado, Pedro Larena, tan solo seis meses después de haber ascendido al cargo. Todos estos cambios suponen para Juan José Hidalgo empezar de cero con la entidad que de largo tiene más relación.

El Popular anunciaba este lunes que revisaba sus cuentas de 2016 y que ello supondrá arrojar unas pérdidas de varios cientos de millones de euros, lo que llevó a que el banco se depreciara en Bolsa cerca de un 10 por ciento. Esto significa que la entidad queda en una situación aún más vulnerable, y se da por sentado que consecuentemente su viabilidad pasa por la venta de activos.

Hidalgo tenía una relación muy cultivada con el equipo de Ángel Ron, el hasta hace unas semanas presidente del Popular, pero esa fortaleza se ha esfumado obviamente por completo. Para el máximo accionista de Globalia era clave la sintonía con el banco, pues además de tener un 10 por ciento del grupo, son tenedores de la mayor parte de su deuda, incluida la personal, que llegó a superar los 250 millones.

Hidalgo y familia no es que tengan un ojo puesto con lo que ocurre en el Popular, sino que tienen los dos, porque el nuevo presidente, Emilio Saracho, presentará el lunes 10 de abril su plan para que la entidad logre sobrevivir y a poder ser de modo independiente, lo cual pasaría inexorablemente por hacer caja vendiendo activos.

Los nuevos gestores del Popular van a intentar seguir siendo independientes, según fuentes financieras, pero si no lo logran y deben ser absorbidos por alguno de los dos grandes bancos del país —Santander o BBVA—, también lo más probable es que antes se hayan desprendido de sus activos no estratégicos. Pero para el Popular, como detalló preferente.com, dar salida a su relación con Globalia y los Hidalgo tampoco es sencillo (Globalia y los problemas del Popular para salir del capital).