Con educación, de manera amable, pero los residentes en Kinderdijk, un pequeño pueblo holandés lleno de molinos tradicionales, han reaccionado con sorna ante la aplastante presencia de turistas: han hecho unas postales que dan un mensaje de bienvenida a los turistas y, en un inglés muy correcto, dicen “Gracias por su visita. Hemos vivido aquí hace siglos. Recibimos 600 mil turistas al año y sólo somos 60. El ratio es de 10.000 a 1 #overtourism”.
Los 19 molinos que componen este maravilloso enclave se encuentran cerca de Rotterdam y son monumento nacional de la Unesco y Patrimonio de la Humanidad. Los campos que rodean los molinos son área de especial interés de la red de espacios Natura 2000 de la Unión Europea. Los molinos originalmente fueron construidos para drenar agua de estos campos muy bajos y algunos aún se usan para ese fin.
La intención de la original protesta es decir que dan la bienvenida a los turistas pero que están preocupados por el impacto de tanto visitante. “Nosotros estamos encantados con el turismo –dice Kirsten Wensveen en la televisión local– porque aportan los recursos económicos que permiten mantener estos edificios, pero estamos recibiendo demasiados. Los turistas se muestran sorprendidos de que muchas personas vivan en los molinos, pero algunos admiten que sus comentarios deben de hacer sentir a los residentes “como si estuvieran en un zoológico, observados por las multitudes”.
Algunos residentes han dicho que desean que los políticos se comprometan que 600 mil turistas es el máximo absoluto que recibirán en la zona en el futuro. Desean, igualmente, que el ayuntamiento les conceda más voz en el urbanismo en la zona, dado que ahora mismo apenas son consultados.
Uno de sus escasos logros ante la municipalidad es que ahora sí es necesario obtener permiso para usar drones en la zona. Hasta ahora, los turistas empleaban drones en abundancia, con las molestias que generan a los residentes, que perdían así todo su derecho a vivir con privacidad.
culpa de COLAU, ERCUPODEM y Bildu.