La fiebre de las tasas turísticas se extiende por toda Europa. El 1 de enero, unas cien ciudades o municipios italianos se añadieron a los que ya cobraban una tasa municipal a los que se alojaran en sus hoteles. También el 1 de enero entró en vigor este impuesto en Fráncfort, Alemania (dos euros por noche), aunque los viajeros de negocios están exentos. Pero es que ahora es probable que la hermosa ciudad inglesa de Bath abra la puerta a que también las Islas Británicas terminen sumándose a esta oleada. Hasta ahora ninguna ciudad británica aplica este recargo.
Si consigue la autorización, Bath aplicará una tasa de una libra por cliente y noche, anticipándose a Edimburgo, que también está en la carrera por aplicar este impuesto. Birmingham, la segunda ciudad inglesa, también quiere financiar así sus Juegos de la Commonwealth, que albergará en los próximos años.
Los políticos responsables de esta tasa afirman –confesando la verdadera razón por la que este impuesto no genera casi rechazo– que “los residentes en general piensan que esta es una buena idea”. Los que probablemente se quejarán son los visitantes, pero estos no son votantes.
En el caso de Fráncfort no se lo pierdan, el impuesto de dos libras se aplica a los hoteles y a los apartamentos que se alquilen a través de Airbnb o similares, pero no se aplica a los viajeros de negocios (recordemos que Fráncfort es la capital financiera de Alemania y aspira a consolidar su posición en este sentido).
Actualmente, estos impuestos se aplican en Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Eslovenia, Rumanía, España (en varias autonomías), Suiza, Eslovaquia y Ucrania.
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