Los mega ricos de España lo son del turismo

Lo primero se tercia antes que nada: los ránking que elaboran los medios de comunicación sobre diferentes cuestiones del acontecer me ofrecen la confianza que merecen. Ni un gramo más. Lo segundo es que esas tabulaciones tienen tan poco rigor como excesivo morbo, sobre todo, cuando se ponen nombres, apellidos y dinero…mucho dinero.

En el caso del ránking que anualmente ofrece el diario El Mundo sobre los más ricos (as) de España tiene la virtualidad de que pone tras de otro y otros tras de uno con cifras, datos, patrimonios pasados por el mercado; por tanto, tiene una ascética bastante aproximada a la realidad.

Bien. Si se analizan con atención los mega ricos 2019 concluiremos que la industria turística es la primera –tras el siempre inevitable Amancio Ortega y su Inditex- y la más abultada de dicho ránking. Sus protagonistas no son ningún secreto: Miguel Fluxá, la familia Escarrer, los Riu Güell, Simón Pedro Barceló, Abel Matutes, Antonio López, Pepe Hidalgo, Encarna Piñero, Jordi Clos, José Antonio Castro y un largo etcétera.

Junto a estos hay otros muchos que no son protagonistas en los medios de comunicación pero que han amasado fortunas considerables por su buen hacer y su trabajo callado y persistentes al frente de sus negocios que siempre tienen que ver con la actividad turística. Juan Miguel Sanjuán, Ricardo Urgell, José Luis Carrillo, Miguel Gargallo, Agustín del Castillo y otros.

La primera conclusión puede ser definitiva: si la mayor parte de la lista de los 100 más ricos de España tienen que ver con el turismo podría significar ello, de hecho significa, que no hay otra industria que pueda competir en nuestro país con el turismo. Esta conclusión no resulta en absoluto baladí. Tiene que abrir puertas y ventanas tanto en las administraciones como en el conjunto de la sociedad emprendedora y económica. España no puede vivir de espaldas al hecho turístico que cada día reclama más atención y consideraciones.

La mayor parte de estos empresarios de éxito, digo la mayor parte aunque no todos, lo son en primera generación y otros herederos han sabido no sólo consolidar lo que sus padres o abuelos alcanzaron sino aumentarlo. Observo, en cualquier caso, que la mayor parte de ellos han amasado sus inmensas fortunas con hoteles o en compañías aéreas o actividades de recreo paralelas al viaje. Noto una falta de protagonismo de las nuevas tecnologías aplicadas, esto es, de los “inventos” que tienen que ver con la actividad y el negocio turístico.

El turismo tiene infinidad de corolarios sustanciales para poder innovar. España debería estar a la cabeza porque es líder mundial. Con la cantidad de recursos que optimiza esta actividad que nos ocupa debería destinarse un apartado a la investigación y a la ayuda y promoción de talentos tecnológicos –informáticos, del bigdata, etc…-para luego aplicarlos al día a día de nuestras empresas. Lo que estoy proponiendo, lisa y llanamente, es que dadas las inmensas cantidades que nuestros líderes turísticos amasan, dediquen un porcentaje de sus beneficios a la investigación y a elevar el nivel tecnológico de sus negocios. No sería dinero tirado por la borda en absoluto. Revertería en interés de ellos mismos y de la Nación.

Realizado ello desde la iniciativa privada sustanciaría mucha más eficacia que si es dinero público. Ya sabemos el cariz de las administraciones y sus fallidos intentos en la materia.

Esto no es algo nuevo. Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, ahora China y Canadá, operan así. Con enorme éxito. Probablemente, habrá que esperar a que los “hereus” de nuestros dirigentes turísticos tomen las riendas. Pero esto tiene que llegar.

Finalmente, oigan, ganar dinero no es algo intrínsecamente perverso. Se lo han ganado y muchas enhorabuenas. No tengo complejo alguno.

¡Faltaría más!