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EDICIÓN ESPAÑA

opinión

Los ministros de Turismo han perdido el respeto al poder establecido

Había como un pacto no escrito. Un ritual entre ministros de Turismo y los líderes de los hoteles. Un acuerdo nunca sellado  pero siempre respetado. Un gesto que todos los máximos mandatarios fueron cumpliendo a lo largo de las legislaturas que ha vivido la democracia española. Ministros de UCD, del PSOE y del PP viajaban a Mallorca a verse con los notables.

Eso duró hasta que el penúltimo ministro de Turismo debió pensar que ese encuentro era como rendir pleitesía y que para guapo él. Y nunca llevó a cabo la visita de rigor a la capital señera del turismo vacacional. A una Palma en la que radican las centrales de prácticamente el 80 por ciento de las grandes empresas turísticas españolas. Para prócer y para líder, Alvaro Nadal.

A Nadal el breve le importó una higa viajar a Mallorca para verse con Fluxá, Escarrer, Riu, Barceló, Matutes, el recordado Piñero, presidenta de patronal, etc. Ciertamente, al chico empollón de Soraya Saénz de Santamaría le daba igual ocho que ochenta en lo que a grandes del turismo y el propio Sector se refiere. Él iba a la suyo: al sector energético. Y ya.

Con la vigente y recién estrenada ministra del Gobierno de Sánchez ha ocurrido si no lo mismo que con el pitagorín de Rajoy, sí algo parecido. La señora del ministerio siempre compartido ha estado en Palma pero como si no hubiera estado. Porque viajó a la isla en una visita mucho más de partido que de trabajo, tal cual. Y no se vio con los que llevan la manija del Sector.

Doña Reyes, de entrada, visitó la capital del Reino turístico en domingo, día poco apropiado para laborar. ¿Convocó  a los notables? Igual sí, igual no. Y no se sabe si lo uno o lo otro porque su entorno se ciñó a la agenda marcada por  la sectaria presidenta y  por su más sectaria aún Isabel Oliver. Pero mal día para mantener un encuentro. Un domingo de julio.

Acudieron la presidenta de la patronal de las patronales, la señora Planas, y la presidenta de la Federación de Hoteles, la señora Frontera. Nadie más. Y, por supuesto, la plana mayor de los consejeros socialistas del Gobierno balear, el podemita presidente del Parlamento y la nacionalista vicepresidenta y consejera de Turismo que lucha para que vengan menos turistas. 

Fue el de la señora Maroto un acto de partido con los socios de Gobierno y una representación de asociaciones, ni más ni menos. Y para alabar los tres años magníficos de hacer bien las cosas (ministra dixit). Los ministros del PP y del PSOE, de Soria a Montilla, lo primero que hacían era desplazarse a Mallorca para, con los grandes, cogerle el pulso al Sector. Los ministros pasan (y las secretarias de Estado) y los hoteleros permanecen.


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