Los tripulantes de las aerolíneas españolas también merecen un aplauso

Cientos  de miles de españoles, millones, se asoman cada día a los balcones y ventanas de sus casas para exteriorizar con aplausos la labor inconmensurable que nuestros sanitarios llevan a cabo en la lucha contra el endemoniado virus. De todas las edades, extracción social, ideología y religión, nuestros compatriotas palmean con calidez y sentimiento, sobre las ocho de la tarde- noche, a los que trabajan denodadamente para salvar las vidas de los enfermos.

Merecen ese aplauso y algo más, muchísimo más. Como también es digno de reconocer  el trabajo incansable que están realizando las Fuerzas de Seguridad del Estado, desde la UME a la Guardia Civil pasando por la Policía Nacional, las autonómicas y las municipales, a veces tan denostadas. Igualmente es de resaltar la labor de otros trabajadores que se entregan sin descanso en su desempeño para que a los confinados no les falten víveres y abastecimientos.

Un diario de circulación nacional, ABC, los homenajea cada día en una pagina que lleva por título Nuestros héroes. Por esa página han pasado médicos, enfermeras, guardias civiles, policías, bomberos, transportistas, empleados de supermercados, panaderos, etc. También debería resaltarse—le pese a quien le pese—la ayuda que distintos empresarios están aportando a la Sanidad y a los necesitados, cada uno dentro de sus posibilidades y sin el menor protagonismo.

Pero hay un colectivo al que nadie ha elogiado, que no recibe aplausos y del que no se habla nada, absolutamente nada en programas especiales sobre el coronavirus: los tripulantes de nuestras aerolíneas. Nuestro aplauso, nuestro reconocimiento, nuestro homenaje a todos ellos por la labor que desempeñan en sus vuelos. Y también palmas para los tripulantes de las aerolíneas que operan vuelos domésticos. Y para los del handling de todos los aeropuertos .Y para los empleados de Renfe. Pero sobre todo para aquellos que asumen más riesgo. Un colectivo , por cierto, que era muy activo en las redes y que enmudeció a raíz  del confinamiento.