En 2021 Nikki Beach abrirá un hotel en Montenegro y dos años después en Sri Lanka y no se descarta próximas aperturas en España. “Nos gustaría traer nuestros hoteles a España, pero aún estamos buscando oportunidades. Tenemos una fuerte convicción de crecer en vuestro país, tanto en la Península como en las islas, y estamos evaluando oportunidades existentes. En definitiva, que siempre estamos abiertos a nuevas ideas porque el peso de nuestra marca en España es muy fuerte. De hecho, es el único país con tres clubes de playa de la marca”, ha señalado a Expansión Alexander Schneider, vicepresidente de Nikki Beach Hoteles & Resorts en Europa y Oriente Medio desde 2016.
Nikki Beach ya cuenta con cinco complejos hoteleros en Koh Samui (Tailandia), Porto Heli (Grecia), Dubái (Emiratos Árabes), Bodrum (Turquía) y Satorini (Grecia). Al frente de este proyecto, que se dirige desde las oficinas de la marca en Barcelona, está Alexander Schneider, que reconoce que aunque hasta ahora todos sus hoteles están en destinos de playa, están considerando entrar en los hoteles urbanos y en los alojamientos en estaciones de esquí. “Existe una gran tradición de terrazas en azoteas en ciudades como Barcelona y creemos que un concepto urbano combinado con nuestra cultura de club de playa podría ser una aportación increíble al mercado”.
El plan de la compañía es sumar localizaciones con cautela. “Solo queremos ir a destinos donde la marca se ajuste bien. Creceremos más de modo lineal que exponencial, ya que somos una empresa mediana y nuestra marca debe ser extremadamente coherente porque nuestros clientes tienen expectativas muy específicas”, sentencia, según el citado diario.
El perfil de cliente de los hoteles Nikki es similar al de sus clubes de playa. “Atraemos a un público que se interesa por el estilo de vida y que valora las relaciones personales, le gusta el entretenimiento y también disfruta de un poco de tranquilidad. Nuestros resorts atienden a dos tipos de clientes: el zen y el huésped que busca más emociones. Nuestro target oscila entre los 25 y los 75 años de media; nuestra marca cruza generaciones”.
Schneider es consciente del nuevo lujo que buscan los viajeros de alta gama actuales. “El lujo ya no se impulsa por símbolos de estatus u opulencia, sino por experiencias e interacciones que dejen huella”, concluye Schneider.
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