Qatar Airways pierde dinero. En realidad es una cantidad ridícula, pero pierde. Y esto contrasta fuertemente con su resultados del año pasado, 2016, cuando tuvo unos beneficios de 2.900 millones de riyals cataríes, que equivalen a unos 700 millones de euros. Las pérdidas de 2017 son de 252 millones de riyals, insignificante.
La facturación aumentó en un 7,22 por ciento, pero la capacidad ofertada subió un 10 por ciento, lo que indica que no se ha conseguido mantener la ocupación.
Sin embargo, todo el mundo recuerda que Qatar Airways, el primer accionista de IAG, la propietaria de Iberia, y primer propietario de Air Italy, ha tenido un año pésimo después de que todos los países vecinos, menos Irán, bloquearan su paso por el espacio aéreo. Prácticamente Qatar sólo puede salir por un pasillo aéreo, por el grave efecto de la decisión saudí de bloquearle el cruce de la península arábiga (Qatar Airways, considerada como la mejor aerolínea del mundo por los viajeros).
El bloqueo está en vigor desde junio del año 2017 y ha afectado a su oferta de asientos.
Akbar Al Baker, el director general, declaró este martes que “este año turbulento ha tenido un impacto inevitable en nuestros resultados económicos y financieros, que reflejan el efecto negativo del bloqueo al que hemos sido sometidos. No obstante –añadió– gracias a nuestro plan de negocio y las acciones rápidas que tomamos, a nuestras soluciones orientadas al pasajero, el impacto se ha minimizado y no ha sido ni de lejos tan negativo como lo que nuestros países vecinos habían pensado”.
Como ejemplo, Al Bakir explicó que apenas diez semanas después del inicio del bloqueo su aerolínea estaba lanzando nuevos servicios a Praga, Sohar o Kiev, mientras en otros servicios se aumentaban las frecuencias. Desde que se inició el bloqueo, Qatar Airways añadió 24 nuevos destinos a su red (Qatar muestra su apoyo a IAG en su interés por Norwegian).
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