La intención del Gobierno es regular en la Ley de Cambio Climático "los tipos de producto con que se deberá cumplir la obligación, los sujetos obligados, un sistema de certificación que permita la supervisión y control de las obligaciones, así como mecanismos de flexibilidad que favorezcan la máxima eficiencia en el logro de los objetivos", según consta en el borrador.
El sector de la aviación ya ha comenzado por su cuenta a introducir biocombustibles en vuelos comerciales. El objetivo marcado por la Iata es que un millón de vuelos sean operados en 2020 con una mezcla de queroseno y combustibles limpios provenientes de algas, biomasa o maderas, entre otros. En 2017 se realizaron 100.000 operaciones, equivalentes a un 0,3% del tráfico mundial (Virgin se convierte en la primera aerolínea en usar gas como combustible).
El Gobierno propone que el impulso a los biocarburantes no se quede en un esfuerzo voluntario y sea vinculante. Se trata de una medida similar a la aprobada en el transporte terrestre, donde la cuota actual es del 6%.
Fuentes del sector aéreo explican que la introducción de biocarburantes no es el único camino necesario para reducir las emisiones del transporte, cuyo objetivo interno fijado por la Iata incluye un recorte del 50% en 2050 con respecto a 2005. Éstas insisten en que es necesario actuar en los procedimientos, por ejemplo, maniobras de aterrizaje, despegue o planificación de rutas, y en la inversión en flotas menos contaminantes, según el citado diario.
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