En cualquier país del mundo, que un gran proyecto funcione no es noticia. Para eso se ha diseñado. En Italia, la prensa publicó ayer la noticia positiva con el titular “Sorpresa”, porque nadie se esperaba que finalmente, tras décadas de proyectos y pruebas, el sistema Mose, que debe proteger a Venecia de las inundaciones, funciona.
Este viernes, hasta el primer ministro viajó a la ciudad lacustre para ver si el dinero gastado iba a servir para algo. Y las tres pruebas que se hicieron para cerrar la laguna al Adriático fueron bien.
El proyecto lleva casi veinte años de retraso, con incontables casos de corrupción en medio. Consiste en cuatro puertas de 78 barreras que aislan las cuatro salidas de la laguna al mar. Ese aislamiento debe impedir la entrada de la marea alta y la destrucción paulatina de la ciudad.
Este viernes, las 78 barreras se probaron y funcionaron. Son 1.5 kilómetros de barreras, de color amarillo, que emergen del fondo de la largua. “Tardó años en ser completado” dijo el primer ministro, Giuseppe Conte.
Si hubieran estado acabadas, estas barreras habrían logrado evitar las inundaciones de noviembre pasado, la peores de la historia de la ciudad.
No obstante, en la prueba hubo ecologistas que se opusieron a las mismas, diciendo que dañarán el fondo marino.
El proyecto Mose se inició en los años ochenta. Tres veces superó los presupuesto y hubo que parar. En muchos casos ha habido arrestos por corrupción. Finalmente, el actual proyecto se reinició en 2003.
El despliegue de las barreras tiene lugar en noventa minutos. Suficientes, por supuesto, para frenar la entrada del agua.
El proyecto no está acabado. Se necesita otro año y medio de pruebas. Cuando todo haya acabado, estos noventa minutos quedarán en treinta.
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