La desertización del mundo rural no es sólo un problema español. También ocurre en los países ricos, aunque ellos, al disponer de recursos, tienen soluciones más radicales. Corippo, un pueblo en las montañas suizas, cuenta apenas con 12 habitantes, de los que 11 tienen más de 65 años. Su futuro, obviamente, no es prometedor. Hasta ahora, cuando los vecinos han decidido convertirlo todo en un hotel. El objetivo es que el pueblo no desaparezca, como cualquier aventuraría hoy.
En los últimos cuarenta años, los vecinos del pueblo operan con una fundación que se llama Corippo, para buscar soluciones al hundimiento demográfico. Ahora, la fundación ha decidido convertir el pueblo en un hotel. La ventaja que tiene el pueblo es que está en una zona de gran belleza. Por eso pretende restaurar las casas y convertirlas en alojamientos, usando el lago de Vogorno, que se encuentra en las inmediaciones, como atractivo turístico. Corippo se halla en la zona italiana del país.
Ya se han puesto a trabajar en la reforma de las casas y han puesto casi 3 millones de euros –he aquí la gran diferencia con nuestros pueblos abandonados– para pintar las paredes y reponer la pizarra de las techumbres. Aún les queda gastar otro tanto para terminar de configurar su proyecto.
Ahora mismo, ya se ha decidido dónde estará la recepción y el restaurante que empezará a operar en unos meses. La plaza principal del pueblo será usada como sala de reuniones al aire libre y las callejuelas serán los pasillos del hotel. Literalmente, el objetivo es convertir todo el pueblo en un hotel y que funcione como tal. Algo parecido al proyecto de hoteles pueblo que en los años setenta caracterizara a la marca Barceló en Menorca, Mallorca, Ibiza y Benidorm.
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