Probablemente Kaktovik sea el lugar más remoto del mundo. Se encuentra en el mar de Beaufort, al norte de Alaska. Kaktovik tiene escaso interés turístico, hasta ahora. La desgracia del deshielo del casquete polar está suponiendo un negocio para esta ciudad, a la que el año pasado llegaron 2.000 visitantes. No es nada, pero es todo para esta minúscula localidad que hasta 2011 sólo había tenido una media de 50 visitantes anuales.
La razón desgraciada de este turismo es que los osos polares, al quedarse sin hielo en el que pasar el verano, se refugian en tierra firme, como es este pueblo. De forma que allí van los turistas, buscando la emoción.
Jennifer Reed, gestora de un refugio especializado en este negocio, explica que “hoy estamos hablando de que pueden venir varios miles de visitantes de diversos lugares del mundo”.
Los osos polares eran conocidos, por supuesto, en Kaktovik. Pero los residentes dicen que desde mediados de los años 90 ha ocurrido que los osos se quedan en tierra firme por la falta de alimentos.
El cambio de comportamiento, por supuesto, está vinculado con el cambio climático.
La mayor parte de los turistas acuden a este remoto lugar en otoño, cuando los osos se ven forzados a quedarse en tierra porque el hielo está demasiado lejos. Algunos osos esperan a noviembre para volver a su hábitat natural, cuando el hielo reaparece.
Alaska tiene previsto abrir estas zonas a la exploración petrolífera y al desarrollo de la costa. Para algunos, esto es una oportunidad por el turismo que generan los osos polares, pero mucho más será lo que ganarán con el petróleo. Pero en estos momentos, los escasos residentes miran aterrizar los aviones para contar los turistas.
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