Costa del Sol y Calviá crecen a pesar de sus dirigentes políticos

Los datos sobre la ocupación hotelera en dos de los destinos punteros del turismo español no pueden ser más espectaculares: Costa del Sol y Calviá. Tanto en uno como en otro, los registros son y serán de récord, muy por encima de las previsiones de los empresarios y de los políticos que dirigen los municipios malagueños y el mallorquín.

Los turistas siguen viniendo a España, desde Cataluña a los archipiélagos pasando por Andalucía y el Levante, a pesar de la inacción de los dirigentes que gobiernan los destinos de sol y playa, PP y PSOE. Y a pesar, sobre todo, de un partido que odia literalmente a los que los representa, hoteleros en especial, como es Podemos.

Pero centrándonos en dos zonas costeras históricas como son la Costa del Sol y el Sur de Mallorca, es de resaltar el aumento de turistas en ambos destinos. Un aumento que viene derivado de los problemas que vienen padeciendo desde hace poco más de un lustro nuestros competidores del mundo árabe. Así es, nos guste o no.

Se trata de dos destinos maduros que en el caso de Calviá se está modernizando a gran ritmo y de forma atinada merced a la labor de la empresa privada y en el caso de la Costa del Sol más a su solera y a cierto empuje empresarial que a los esfuerzos de los políticos. La capital, sin embargo, es otra cosa, con su amplia oferta museística.

Calviá es con el grancanario San Bartolomé de Tirajana el principal municipio turístico de España. Engloba distintas zonas, desde Illetas a Peguera. A caballo de una y otra se halla el polémico Magaluf. Este destino será en un par de años, tras su amplia y llamativa reforma, uno de los más modernos de Mallorca y de España.

La reconversión que se está llevando a cabo en esté controvertido lugar que aún sigue acogiendo a los hooligans más fanáticos es espectacular. Hoteles obsoletos se están adaptando por completo a las nuevas demandas -al más puro estilo ibicenco- algunos vuelven a resurgir como el ave fénix y otros son de nueva planta.

El mérito de esta reconversión es de los empresarios. Empezó Meliá reenfocado sus establecimientos, año tras año, trayendo además una oferta complementaria tan destacada como el Nikki Beach. A rebufo, le siguieron algunos competidores y más recientemente han apostado otros empresarios como los de BCM y la cadena Viva.

Las autoridades no han hecho prácticamente nada, ni el PP antes ni el PSOE ahora en coalición con Podemos. Es más, de acuerdo con los propios empresarios, lo único que han encontrado han sido trabas en Urbanismo. Los periódicos locales así lo destacan. Y eso que cuentan con un teniente de alcalde buena persona y conocedor del Sector.

La clase política dirigente del turismo español deja mucho que desear a todos los niveles y en todos los puestos. A pesar de las pegas, de los impedimentos y de las zancadillas en algunos casos, Calviá va a batir records de estancias. Igual sucede en la Costa del Sol, desde Nerja a Estepona, y el mérito no es del Patronato de Turismo.

Porque la Costa del Sol vuelve a estar en lo más alto gracias a que los operadores europeos buscan habitaciones desesperadamente para colocar a los clientes que no les apetecen correr riesgos en las zonas de conflicto y porque la clase empresarial se ha movido para albergar a todos los que puedan. No porque el Patronato se haya esforzado mucho.

Afortunadamente, los turistas viajan a España por sus instalaciones, infraestructuras y demostrada hospitalidad. Es decir, al margen de los partidos en el poder. Turespaña no ha dado una a derechas desde que se fue Butler y los dirigentes regionales, de un signo político u otro, no han hecho nada o por falta de presupuesto o por incapacidad.

No se puede generalizar en cuanto a la desidia o escasa formación de los cargos políticos que se dedican al turismo, ya que Canarias cuenta con dirigentes capaces y en Andalucía sucede otro tanto. Los más obcecados con el Sector son los de Baleares, y en especial los de Podemos, que han puesto en su punto de mira a la clase empresarial turística. También los de Més, y eso que el consejero y vicepresidente del Gobierno es de este partido.