El sector turístico se enfrenta en los próximos meses a la volatilidad de su última arma, los llamados turistas prestados, que podrían ser tentados en las próximas fechas por los cantos de los países árabes en conflicto. Según los agentes del sector, el final de las revueltas dará paso a una estrategia ambiciosa por parte del Magreb para recuperar a sus antiguos clientes, a los que intentará reconquistar con el lenguaje de la oferta y de los precios ínfimos.
Según La Opinión de Málaga, la Costa del Sol se prepara para encarar el desafío de responder a una guerra de tarifas con otro tipo de atributos, como la calidad y la tradición frente a los paquetes accesibles. José Carlos Escribano, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos) reconoce que se precipita un periodo de gran competencia en el que la provincia no podrá usar los mismos reclamos que los países magrebíes. “Se trata de zonas intervencionistas a nivel económico, que pueden llegar a precios imposibles de competir”, resalta.
Joaquín Fernández Gamboa, vicepresidente de la Asociación Empresarial de Agencias de Viaje (Aedav), no dulcifica la agresividad de los rivales turísticos, que se desempeñan en otras fórmulas empresariales, con aerolíneas nacionalizadas y oportunidades para lanzar paquetes con tarifas excepcionalmente baratas. Tampoco, señala, es lo deseable para la Costa del Sol que, en su opinión, no debe aceptar el guante de las rebajas y de la guerra de precios. “Eso siempre conlleva pérdida de calidad”, puntualiza.
Tanto Fernández Gamboa como Escribano, a los que se une el gerente del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, Arturo Bernal, consideran que el destino ha de ser prudente y confiar en sus ventajas competitivas, la calidad asistencial y la seguridad, extraordinariamente valorada por este tipo de turistas.
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