Israel es un país que es conocido por ser la puerta de acceso a tres religiones fundamentales en Occidente. De hecho, su turismo suele estar relacionado con ellas. Pero, sin embargo, este año está teniendo un boom sin precedentes el turismo chino, ajeno a todo esto. En 2016 los chinos aumentaron sus visitas a Israel un 69 por ciento, en lo que se puede considerar un alza absolutamente inusual.
Hay dos secretos para este fenómeno: en primer lugar, la publicidad que hace Israel en China. Pero el segundo es clave: Hainan, la mayor aerolínea china ofrece vuelos directos a Israel.
Las cifras, por razones obvias, son más bien bajas. En 2016, tras el boom chino, viajaron casi 80 mil turistas de ese país a Israel. Este año el objetivo es llegar a 100 mil, lo cual parece una meta accesible.
Lo curioso es que los chinos se han mostrado interesados en la historia israelí. El destino preferido es Jerusalem y allí la iglesia del Santo Sepulcro. Inmediatamente después de Jerusalem, los chinos visitan Tel Aviv y el Mar Muerto.
Pocos pero gastadores. Porque cada chino casi gasta el doble que un europeo. En lugar de los 158 dólares de los visitantes del viejo continente, los chinos se dejan 267 dólares al día.
Como bien sabemos en España, la presencia de chinos exige de adaptaciones en los hoteles que, con su poder adquisitivo, están encantados de hacer lo necesario para satisfacerlos. En primer lugar, los salones de desayunos tienen ahora un “rincón chino”, con sus arroces, broccoli al vapor y nada tradicional del país.
Por supuesto (ver foto) cada hotel tiene ya sus folletos informativos en chino. No era para menos.
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