La crisis china arruina de nuevo el turismo tailandés

Hace apenas unos meses que los graves conflictos entre China y Tailandia comenzaron a olvidarse y los chinos, la primera potencia turística del Extremo Oriente, volvían a viajar a Tailandia. Pero de pronto, en los últimos diez días, reaparece el pánico, sin que esta vez Tailandia tenga parte alguna, excepto que ve cómo se está quedando sin visitantes. Los números de entradas por sus aeropuertos, desde el 15 de enero, se están hundiendo, con caídas del hasta el 30 por ciento.

En el aeropuerto de Phuket, contando con todas las entradas internacionales, las caídas son del 33 por ciento, fundamentalmente por la fuerte caída de los chinos. Más de 300 autobuses turísticos quedaron aparcados fuera de servicio en Phuket y llevan una semana sin circular por falta de clientes. Desde el 25 de enero, el gobierno chino ha prohibido los viajes.

“Sin los chinos –dicen los empresarios turísticos de la zona, entrevistados en la prensa local-- no tenemos ni empleo, ni dinero. Los propietarios de los buses turísticos tenemos que financiar nuestras inversiones, pagar los salarios y nos vemos sin clientes”. 

La crisis tiene lugar apenas siete meses después de la anterior crisis que había sido causada por el pánico entre los chinos al hundirse en un barco de turistas con escasas medidas de seguridad. La crisis fue agravada por algunas afirmaciones desafortunadas de algunos tailandeses, ampliamente reproducidas por los medios de comunicación chinos, siempre sensibles a dar una visión muy nacionalista de sus problemas.

En la ciudad de Phuket algunos vendedores dicen que han perdido el 70 por ciento de los clientes, lo cual es especialmente grave porque es el año nuevo chino, que provoca visitas masivas. En algunos lugares han pasado de los 8 mil turistas diarios a apenas 2 mil.