La devaluación de la moneda turca dispara los ingresos de los hoteleros

Locura: el hundimiento de la moneda turca está provocando movimientos rápidos de todos los oportunistas que desean hacer negocio. Los grandes ganadores, sin embargo, no son los tour-operadores, como se pensaba, ni tampoco los propios turistas que están comprando desesperadamente lo que pueden, sino los hoteleros turcos, que de pronto se han encontrado con un maná de ingresos frescos que puede que incluso se prolonguen en el tiempo(Los turistas cambian el sol por las tiendas en Turquía ante la caída de la moneda).

La lira lleva meses hundiéndose, pero la semana pasada cayó de una vez debido al conflicto con Estados Unidos. ¿Quién gana? Los turistas que están en Turquía ganan, excepto que ya hubieran cambiado su moneda nacional antes del viaje. Si no lo hicieron, si usan tarjeta de crédito, sus compras son más baratas que nunca. Las colas de clientes delante de las grandes marcas mundiales de ropa de lujo son interminables.

Sin embargo, para el turista medio, que compra vacaciones con todo incluido, no hay beneficio alguno, porque todo estaba prepagado a precios de antes de la caída de la lira. O sea que a seguir tomando el sol.

Los touroperadores ganan algo, pero no mucho. Sus beneficios se derivarán sobre todo del fuerte incremento de viajeros en los últimos momentos de la temporada, en un país en el que todos admitían que los beneficios eran claros. Pero no ganan sobre los precios porque estos se fijan en euros o, en el caso del turismo ruso, en dólares, para toda la temporada.

Sin embargo, sí hay un gran ganador escandaloso: el hotelero. Todos los precios de los mayoristas para la temporada se establecen más o menos en el invierno, de forma que los contratos se cierran sobre esa base. Los turistas viajan y los mayoristas pagan después del viaje, en la moneda acordada o en su contravalor en el momento del pago.

Es decir que hoy, el gasto que un turista está haciendo en el hotel y que será pagado tras el verano, se hace en un valor fijado en enero de este año a más tardar, sensiblemente superior al valor real que tiene hoy la moneda turca. Los hoteleros, pues, normalmente estarán cobrando estos alojamientos con un sobreprecio de hasta un 50 por ciento sobre el valor en liras en estos momentos. O sea, lo nunca visto.

La situación para el 2019 es mucho más variable. Las negociaciones para el ejercicio siguiente están empezando ahora y no es claro que los hoteleros puedan cobrar los precios en euros que habían pactado en 2018. Esto significa que la negociación abre las puertas a una posible bajada de precios que supondría un empujón tremendo para la competitividad turca y un serio revés para Portugal y España, sus principales competidores. Es decir: los precios turcos pueden caer en 2019 sin que sus rivales puedan hacer prácticamente nada.

Las aerolíneas que transportan a los viajeros no tienen especiales beneficios, salvo una, Sun Express, que es de capital turco. Su facturación en los primeros meses de este año aumentó un 27 por ciento, hasta los 589 millones de dólares, pero sus gastos, que está pagando ahora, son en una lira absolutamente devaluada. Sun Express apenas vende el 20 por ciento de sus billetes en liras (con los cuales no va a ganar nada) pero un 80 por ciento son en euros, con grandes beneficios.