Preferente salió por primera vez a la calle en julio de 1991, un año cargado de incertidumbres para el negocio turístico a causa de la Guerra del Golfo. Los hoteleros venían de años de bonanza que aprovecharon para endeudarse a fin de renovar establecimientos y expandirse. Pero parte de esos créditos eran en monedas extranjeras, y la menguante facturación era insuficiente para hacer frente a sus amortizaciones.
En 1991 también aconteció el cese de operaciones de la emblemática Pan Am, que estuvo considerada durante varias décadas como la aerolínea más importante del mundo. La coyuntura económica internacional y española no parecía la más propicia para la fundación de un medio de comunicación, pero el proyecto de Preferente tenía una vocación de largo plazo cimentada en la confianza sobre unos principios que no se han visto alterado en más de 20 años por los vaivenes de cada tiempo.
Los valores de independencia y fiabilidad a la hora de informar sobre la industria turística que motivaron el nacimiento de Preferente fueron ampliamente apoyados por el Sector desde el primer día, tanto por grandes empresas, como por patronales y dirigentes políticos, conscientes de la importancia para el turismo español de un medio que ejerciese un periodismo valiente frente a las presiones de quienes prefieren la oscuridad a la luz de la verdad.
Los primeros meses de la publicación en la calle se caracterizaron por la persistencia de un entorno económico incierto, pese a que 1992 sería un año histórico por que en ese verano coincidiría la celebración de los Juegos Olímpicos en Barcelona y la Expo de Sevilla. Pero ni una ni la otra cumplieron sus objetivos en materia turística, y fueron Baleares, Canarias y la Costa del Sol los destinos que salvaron la temporada, una vez más.
250 meses después de que Preferente saliera a la calle por primera vez, la situación de hoy en día guarda numerosos y sorprendentes paralelismos con la de entonces: las perspectivas económicas llevan cientos de semanas cargadas de pesimismo; solo dos destinos –Canarias y Baleares—logran buenos resultados en cuanto a recepción de turistas, y una aerolínea tan emblemática como Spanair ha sido la última en dejar de volar.
Y no son estos las únicos temas que se repiten más de 20 años después. La necesidad de asociarse en tiempos de vacas flacas tuvo una muestra a final del verano de 1992, cuando los grandes touroperadores de la época, Club de Vacaciones, Iberojet, Soltour y Travelplan llegaban a un pacto en la larga distancia para dejar de perder dinero. Hoy, los dos grandes grupos emisores del mercado nacional, Orizonia y Globalia, mantienen una alianza similar en sus vuelos entre España y El Caribe.
Air Europa y Spanair entraron a competir con Iberia por primera vez en vuelos regulares a los pocos meses de que Preferente viera la luz, tras la liberalización del sector, mientras la aerolínea vasca Nortjet, considerada la charter más fiable por tener en manos públicas la totalidad de su capital, dejaba de operar, lo que demostró ya entonces que el dinero del contribuyente no era garantía para sustentar una compañía aérea, como se ha revivido en el caso de Spanair y la Generalitat.
En esos inicios de los años 90, las cuatro grandes cadenas hoteleras españolas se lanzaron a intensificar su expansión en El Caribe, lo que se ha revelado como la gran decisión estratégica para erigirse como los referentes mundiales en la hotelería vacacional, y gracias a lo cual han podido sortear los altibajos de la economía en Europa. Meliá, Barceló, Riu e Iberostar levantaron entonces un negocio que se ha tornado en el más saludable de toda su cartera no solo en momentos de incertidumbre como los actuales.
El tamaño que fue adquiriendo una hotelera familiar como Meliá y las posibilidades de crecimiento que vislumbraba la llevaron a que en 1996, tras dos buenas temporadas turísticas en el mercado español en 1994 y 1995, optase por una histórica salida a Bolsa, como recogió detalladamente Preferente en los albores de su edición número 50.
También en 1996 fue el año en que el PP ganó las elecciones generales, causando su primera medida turística desazón entre el sector, al degradar las competencias de Turismo al rango de Secretaría de Estado, más o menos con el mismo desencanto que se ha acogido el retraso de la bajada del IVA turístico tan insistentemente proclamado durante última campaña electoral popular como la gran medida para el Sector del partido finalmente triunfante .
La portada de Preferente de su edición 50 dejaba claro que parte del negocio turístico español se jugaba ya en El Caribe, donde todos los eslabones de la industria ampliaban actividades, tanto hoteleras como aerolíneas y touropeadores. La guerra entre las mayoristas por la larga distancia protagonizaba la primera página, en línea con lo que va a ocurrir a partir de este verano con la irrupción de la división de touroperación que prepara el Grupo Barceló, cuyos grandes competidores serán Iberojet y Travelplan.
En ese julio de 1996 también levantaba polémica el establecimiento de una tasa turística en Sevilla, con la desaprobación de los principales actores del Sector. Las autoridades se inclinaban por aumentar recaudación a costa de la industria del turismo, medida que en este 2011 se ha visto replicada en Cataluña con el establecimiento de un tributo similar, contando con el mismo rechazo que hace 15 años lo tuvo en la capital andaluza.
El año 1996 fue histórico por más motivos, como porque en otoño despegaron las aerolíneas de bajo coste EasyJet y Debonair. Desde entonces, ya nada volvería a ser igual en el negocio aéreo, especialmente tras la fulgurante irrupción de Internet.
Ese invierno supuso un hito relevante para España como destino con los primeros síntomas claros de desestacionalización y de diversificación de la oferta de ‘sol y playa’, gracias a las cifras récord registradas en Canarias, con una ocupación del 90 por ciento en la temporada baja de la Península, mientras en Andalucía repuntaban segmentos como el golf y en Baleares ocurría lo mismo con el turismo deportivo.
Los últimos años de la década de los 90 fue una época boyante para el turismo español, gracias a la fortaleza de las divisas europeas, que incidieron en un repunte en el nivel de gasto de los turistas. Las cadenas hoteleras disparaban sus beneficios, que los reinvertían aumentando planes de expansión en el extranjero, paralelamente a que el emisor nacional hacia fuera de España crecía, y a que aumentaba la fidelización del turista europeo. En 1999 fue cuando Iberia se privatizó, entre protestas de los pilotos con sus consecuentes huelgas.
Los preludios del nuevo milenio estuvieron marcados por la entrada en vigor del euro, que garantizaba menos fluctuaciones en los precios, y por la concentración de touroperadores en los dos principales mercados españoles, Reino Unido y Alemania, que dejaban al hotelero en una posición más débil ante la nueva posición de poder de una mayoristas que trataban de conseguir contratos de exclusividad.
La portada de Preferente de su número 100 reflejaba este fenómeno, que se ilustraba con la diferencia de precio que los mayoristas negociaban para El Caribe y para España. El año 1999 fue también el de la gestación de la ecotasa balear, que el gobierno socialista anunció consciente del amplio rechazo que causaba en el Sector, y que tuvo en esta publicación uno de sus principales detractores, en claro síntoma de la independencia de su línea editorial, que únicamente se basa en la defensa de la industria turística por encima de intereses particulares.
Antes de la llegada del 2000 Preferente se dispuso a acometer un esfuerzo editorial sin parangón en el sector turístico internacional con la edición de La Gran Enciclopedia del Turismo Español, en la que se compilaban a la totalidad de actores de la industria, cadenas hoteleras, destinos, aerolíneas y agencias.
Ya la portada de la edición que suponía el primer centenar de números de Preferente incluía en su cabecera el dominio de la versión digital de la primera publicación para profesionales del turismo que hay en España, y para cuyo acceso entonces se requería un registro.
La llegada del nuevo milenio se produjo en medio de un clima económico favorable, que se vio truncado por los atentados del 11 de septiembre con los terroristas suicidas a los mandos de aviones que estrellaron sobre las dos torres gemelas y sobre el Pentágono. El sector turístico no se libró de esta crisis, con la desconfianza de los clientes hacia los viajes, y con la fluctuación del precio del petróleo, que se llevó por delante a varias aerolíneas.
Pero si había un fenómeno que iba a revolucionar para siempre a la industria turística fue el de Internet, que a partir del año 2000 empezó a popularizarse de forma masiva, y que supuso un vuelco a la forma de comercializar viajes. Las aerolíneas fueron las primeras en verse afectadas por esta revolución tecnológica, y ya en 2003 se lanzaron a generar nuevos ingresos mediante el cobro de los servicios a bordo.
El número 150 de Preferente, en noviembre de 2003, recogía el fin de la ecotasa en Baleares tras la victoria electoral del PP. El impuesto había marcado la legislatura, y el triunfo del centro derecha obedeció en gran parte a su apoyo a los intereses de la industria turística, por encima de las fobias de la progresía más recalcitrante y sectaria hacia los hoteleros. La implicación de esta publicación en la defensa del sector le costó no pocas presiones, marginaciones y ataques públicos por parte de todo un Gobierno autonómico.
La citada edición de Preferente hacía una ardua defensa del modelo de ‘sol y playa’, después de que el Banco de España recomendase una revisión del modelo turístico nacional. No en vano, ha sido el desarrollo del turismo vacacional español ha sido copiado en todo el mundo y reconocido como una fórmula de éxito, sin que ello sea óbice para reprochar algunos excesos. Pero no había que olvidar sobre qué pivota el éxito de la industria turística en España.
Los años posteriores hasta la edición número 200 de Preferente fueron una época dorada para el turismo nacional, caracterizada por el auge de las ventas a través de Internet, y por el aterrizaje en España de las ‘low cost’ procedentes de las Islas Británicas. También se registró un desarrollo de la hotelería de lujo y rural en ese periodo, en el que la economía mundial y en especial la española crecía a un ritmo asombroso.
El Sector se veía favorecido en España del auge del emisor nacional, tanto hacia al extranjero como hacia destinos interiores. Fueron los años de la consolidación del famoso “Curro se va al Caribe”, en los que se popularizaron los paquetes a esa región, al tiempo que el cliente comenzaba a configurar por sí mismo sus viajes a Europa sin la necesidad de tener que recurrir a una agencia de viajes. Paralelamente a que aumentaba el nivel de vida de los españoles, los vuelos se abarataban a raíz de la entrada en liza de las ‘low cost’.
A finales del año 2006 se materializó la que ha sido la gran operación turística de los últimos años, con la venta de la división emisora de Iberostar al capital privado, que dio fruto a la creación de Orizonia tras el desembolso de unos 900 millones de euros por parte de Carlyle y Vista Capital. El grupo capitaneado por Miguel Fluxá pasaba a concentrarse en su expansión hotelera.
En enero de 2008 Preferente celebraba sus primeros 200 números haciendo hincapié en el desarrollo para el turismo nacional que habían traído las vacas gordas a la economía española, entre las que destacaba el fortalecimiento de unos segmentos minoritarios ante el ‘sol y playa’ como fueron el de lujo, el rural, y el de bajo coste. El ‘todo incluido’, mientras tanto, iba perdiendo posiciones.
Pero tras el verano, irrumpió de forma abrupta una crisis sin precedentes para la industria. Aerolíneas y agencias de viajes fueron las primeras en verse afectadas por el desplome de la economía mundial y española. En poco tiempo, cerraron cientos de minoristas y quebraron cerca de una docena de compañías aéreas. En el campo del alojamiento, las constructoras que se metieron a hoteleras tuvieron que empezar con la venta de activos, mientras algunos establecimientos emblemáticos tuvieron que cerrar sus puertas.
El turismo español se veía cada vez más mermado por la aparición de destinos competidores en el arco mediterráneo, que gracias a precios más bajos y una planta hotelera más reciente captaban cuota del turista europeo. Turquía, Egipto, Túnez y Marruecos eran los ejemplos más claros de este fenómeno.
El año 2010 era el del centenario de la agencia de viajes decana en España, Marsans, pero la efeméride no pudo ser más funesta, ya que los problemas de su matriz llevaron consigo la desaparición del conglomerado que llevaba el mismo nombre. Fue la quiebra más sonada en el sector, y supuso un alivio para las cuentas de resultados de sus competidoras, que lograron mejorar cifras gracias a la cuota que captaron de la marcha de un actor de tanto peso.
Desde entonces, las grandes empresas turísticas que han padecido más por la mala coyuntura del consumo han sido los dos principales grupos emisores españoles. En el caso de Globalia, se ha visto beneficiada por la caída de un competidor directo de su minorista Halcón, y recientemente del cese de operaciones de Spanair, una de sus principales rivales.
Las mayores cadenas hoteleras, por su parte, han logrado paliar en los últimos años la caída de la rentabilidad que implicó la irrupción de la crisis con numerosas desinversiones y con el freno a sus planes de expansión. La llegada de turistas extranjeros a España decreció durante dos años, después de rozar los 60 millones de visitantes en su año pico. De nuevo, las desgracias ajenas han servido al turismo español para recuperar los crecimientos en cuanto a llegadas de extranjeros, después de que los viajes al Magreb de europeos se desplomasen tras las revueltas desde la primavera de 2011.
España ha salido del podio mundial en cuanto a número de turistas extranjeros recibidos, y las perspectivas es que en los próximos años siga bajando en la clasificación. Mientras tanto, las cuatro grandes cadenas hoteleras mallorquinas en manos familiares se han ganado la admiración mundial por su posición de referencia en el negocio vacacional. La aviación, por su parte, ha visto cómo cada vez ganaban más cuota en España las aerolíneas extranjeras, más aún tras la fusión de Iberia con British, que se hizo con el 55 por ciento del capital de la antigua compañía de bandera. El parque de agencias de viajes, de su lado, se enfrenta a un reajuste de calado a causa de su sobredimensión y atomización. Pero las minoristas online nacionales están poniendo a España como potencia mundial en este segmento con su potente desembarco en el exterior.
La industria turística española no deja de reafirmarse año tras año como el motor de la economía nacional, de la que representa una décima parte de su creación de riqueza. En ello han tenido bastante que ver una serie de empresarios excepcionales por su visión, que han colocado a España en la elite mundial del sector con más futuro global junto al tecnológico.
En estos 250 meses de compromiso ininterrumpido con nuestros lectores, Preferente ha reflejado la evolución de un Sector en el que apenas ha habido variaciones significativas en cuanto a sus actores principales en comparación con lo ocurrido en otras industrias. Desde luego, por algo será. Los que ya no están entre la familia turística es porque no la han cuidado lo que se merecía, y porque han antepuesto el beneficio privado al común.
El turismo español tiene ante sí unos años apasionantes. En la edición número 500 de Preferente, en enero de 2033, seguramente hablaremos de una planta hotelera completamente adaptada a las necesidades de los turistas chinos, y de unos destinos maduros reconvertidos en zonas para el viajero de más posibles. La venta directa será mayoritaria, y el turista se inclinará más por combinar el descanso en un destino con el viaje temático, de experiencias. Un terreno en el que España tendrá también una posición de referencia.
Para entonces, ya sí, los principales actores de la industria tendrán otras caras. Habrán dejado un legado irrepetible. Pero lo que no cambiará en el Sector serán los principios de su cabecera líder. Preferente seguirá mojándose, seguirá apostando por el periodismo como fórmula para cumplir su compromiso con su sociedad. Mojarse quiere decir implicarse, hacer frente con valentía a quienes actúen sin integridad con clientes, proveedores y empleados, por muchas presiones, amenazas, ciberataques y marginaciones que ello acarree.
La revista Preferente, y el resto de publicaciones en distintos soportes del Grupo Preferente, continuarán ofreciendo noticias y análisis que aporten valor a sus lectores y a sus clientes, siempre con el fin de contribuir al progreso del turismo español. En el futuro, Preferente, como ha venido haciendo hasta ahora, no concebirá la rentabilidad de su cabecera sin la aportación incomparable para la sociedad que supone ejercer un periodismo crítico y libre. Preferente nunca antepondrá su beneficio particular al común de la industria que defiende. Preferente estará siempre para servir a la industria turística con su compromiso social, en lugar de para servirse de ella, como mero soporte publicitario. Siempre para servir al Turismo, nunca para solo servirse de él.
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