La creciente tensión turca puede disparar la temporada española

Nadie es más huidizo que un turista: busca las vacaciones para descansar, no para atestiguar cómo han sido los conflictos. Por lo tanto, que los medios de comunicación hayan comenzado a difundir con intensidad la noticia de la “primavera turca”, un movimiento juvenil de oposición al gobierno islamista moderado del primer ministro Erdogan, es un mal dato para este país. Las protestas, que habrían registrado dos muertos y decenas de heridos, están teniendo un carácter fundamentalmente urbano, con Estambul como ciudad epicentro del movimiento. Según los medios de comunicación, también en Ankara, la capital, y Esmirna, hay protestas, aunque de menor intensidad que las de la capital.

Según los operadores turísticos, el efecto ha sido demoledor: la noticia ha causado ya una súbita caída del 40 por ciento en las reservas de viajes a Estambul. En el resto del país, afirman estas mismas fuentes, las cancelaciones son de un 10 por ciento de las reservas. Los visitantes de Estambul no son viajeros típicos de sol y playa, pero los demás, sí. Y España es el país candidato a beneficiarse del temor a estos incidentes.

La noticia, dramática para la economía turca, la segunda de más crecimiento en el mundo, tiene connotaciones especiales para España, dado que Turquía es el primer competidor que tenemos en el turismo vacacional veraniego de corto radio, una vez que otras regiones mediterráneas han quedado relegadas debido también a sus crisis internas político-sociales.

Turquía y sus destinos turísticos de sol y playa son especialmente populares en Europa, sobre todo en Alemania. Antalya es un enclave de primera importancia. A día de hoy, si bien el impacto que estas protestas están teniendo sobre el turismo vacacional es bajo, pueden significar que la temporada turística española se consolide como una de las mejores de los últimos diez años.

España ha vivido en muchas ocasiones excelentes temporadas, debido a la crisis de algunos de sus competidores, destacando en los últimos años los violentos conflictos de los Balcanes, que afectó fundamentalmente a Croacia. 
Turquía, que no está padeciendo una crisis comparable con los demás destinos de su región, ya tenía en su comercialización ciertos signos de interrogación derivados de la cercanía con Siria (es frontera y tiene cuantiosos campos de refugiados en el Este del país). Si la llamada “primavera turca” se mantiene unas semanas más y, sobre todo, si el clima que la envuelve se encrespa, el diez por ciento de caída en las visitas vacacionales tendría un alza significativa. El momento del año en el que sucede esto es igualmente muy complicado para el turismo a aquel país, dado que prácticamente no queda tiempo de reacción.