Málaga también busca liderar el turismo idiomático español

La mayor parte de nuestros políticos gestionan el turismo haciendo como que hacen. Así pasan sus mandatos sin pena ni gloria. Este podría ser perfectamente el caso de los responsables de turismo de Málaga, que desde este domingo y hasta el nueve de diciembre estarán en Corea del Sur promocionando el turismo lingüístico en su ciudad. Podría perfectamente tratarse de otro viaje de placer camuflado con un pretexto más o menos presentable. Sin embargo, tratándose de Málaga, es oportuno escuchar qué pretenden hacer, porque hoy este escepticismo hay que ponerlo en cuarentena una vez la ciudad andaluza ha sido capaz de reposicionarse como destino de turismo cultural tras varios años incidiendo en el tema.

La idea de venderse en Corea (del Sur, claro) y en Japón, para el turismo idiomático, es absolutamente brillante y constituye un ejemplo para lo que no sólo otras ciudades, sino otras regiones de España deberían trabajar. España es el país preferido para el aprendizaje del castellano por la sencilla razón de que los extranjeros nos perciben, con razón, como el lugar en el que se habla el mejor español. En segundo lugar, somos  un país con una seguridad que tranquiliza al visitante, lo cual no se puede decir de todos los destinos latinoamericanos alternativos. En tercer lugar, disponemos de una infraestructura de alojamiento de tales dimensiones que podemos ofrecer una gama de oferta totalmente diversa, con la posibilidad complementaria del ocio y recreo que da un país como España. Nada que tengamos que aprender porque, en ese sentido, Gran Bretaña nos puede dar lecciones y no parar.

Málaga hace bien en ir a Corea (del Sur, claro) y Japón porque son dos países con inquietudes lingüísticas y culturales elevadas y porque allí el castellano tiene valor y es apreciado. En realidad el idioma tiene valor en todos lados por tratarse del segundo de los de Occidente y el tercero a nivel mundial. Pero sobre todo Málaga acierta porque en estos países hay poder adquisitivo e inquietudes educativas como para que una iniciativa así tenga éxito.

Y también nos demuestra la necesidad de que nuestros políticos tengan imaginación. Madrid actualmente está empeñada en promocionar el turismo comercial, muy interesante pero para lo que ni Madrid ni ninguna otra ciudad dispone de una oferta especialmente diferenciada dado que la apertura de mercados hace que, en el fondo, todos ofrezcan más o menos lo mismo. Nos queda promocionar el turismo de conciertos y festivales, que prácticamente no hemos explotado. El ejemplo, a mi entender, podría ser Edimburgo, cuyo festival de agosto trasciende fronteras y genera un movimiento económico fundamental.

España lleva décadas descansando prácticamente en exclusiva en el turismo de sol y playa y la idea de Málaga –que no es del todo nueva– nos puede abrir el camino para que otros lugares de España exploren esta vía, en el bienentendido de que es un negocio y de que complementa al turismo. Málaga calcula que hoy hay unos 13 mil estudiantes de castellano en la ciudad. El concejal de Turismo, Julio Andrade, afirma que este turismo podría crecer bastante en los próximos años, ya que "Málaga tiene todos los elementos para ejercer el liderazgo de este segmento en España". El edil ha remarcado que en lo que va de año el municipio malagueño ha realizado un gran número de acciones promocionales destinadas a dar a conocer la oferta de turismo idiomático en todo el mundo.